San Miguel de Lillo estará "Abierto por restauración" en verano. El Instituto del Patrimonio Cultural de España, dependiente del Ministerio de Cultura, comenzará la reparación de las pinturas murales de la iglesia prerrománica en mayo y la finalizará dieciocho meses después tras invertir un total de 663.962 euros. Entre medias -de julio a octubre- el público podrá acceder gratis al monumento para "conocer de primera mano" el trabajo de los profesionales. Serán grupos reducidos y los interesados deberán inscribirse en una dirección que se publicará con suficiente antelación.

Lo anunció ayer el secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, durante una visita a Oviedo en la que estuvo acompañado por otros representantes de la Administración estatatal, regional y local. "El programa 'Abierto por restauración' ha tenido mucho éxito en otras regiones españolas porque permite conocer de primera mano el proceso de reparación".

Con cierta dificultad para colocarse ante los micros de los medios debido a las reducidas dimensiones del templo, Benzo compartió tarima con ocho personas. Entre otros, allí estaba el consejero de Educación y Cultura, Genaro Alonso; el delegado del Gobierno, Mariano Marín; el Alcalde de Oviedo, Wenceslao López; la restauradora Margarita González o el delegado diocesano de Bienes Culturales, Víctor Cedrón.

La restauradora del Instituto del Patrimonio Cultural de España explicó detalladamente en qué consistirá la próxima intervención en San Miguel de Lillo, un trabajo que toma como base un estudio de 2014 de la Consejería de Educación y Cultura del Principado. Los profesionales fotografiarán las pinturas, los revestimientos y los elementos pétreos del interior e investigarán las condiciones medioambientales para redactar un protocolo de mantenimiento que asegure la buena conservación de las pinturas. Así, instalarán sondas digitales para monitorizar la humedad, la temperatura o la incidencia de la radiación ultravioleta. Además, el proceso se grabará con el objetivo de registrar la evolución de los trabajos y hacer una memoria gráfica.

Los profesionales eliminarán de forma paulatina los recubrimientos procedentes de antiguas restauraciones que oculten o desvirtúen la decoración original, pero respetarán aquellos trabajos que aporten un valor añadido. "Será un trabajo multidisciplinar que contará con el apoyo de los laboratorios científicos del Instituto del Patrimonio Cultural, del equipo técnico de profesionales de la empresa adjudicataria, Artico, y de la colaboración del Principado", explicó Margarita González.

La restauración incluye la revisión de las grietas estructurales de los paramentos y las bóvedas, la limpieza de las superficies pictóricas y las columnas, e incluso la eliminación de la vegetación surgida en el tejado de la fachada norte desde 2011 (cuando se hizo la última reparación arquitectónica del edificio). Además, los restauradores sustituirán las pantallas de vidrio que cubren las celosías originales por acristalamientos que permitan la ventilación. Algunos de ellos, los orientados al sur, tendrán filtros solares para proteger las figuras antropomorfas más importantes de San Miguel de Lillo. Para González, las actuales pantallas casi opacas de vidrio, colocadas en la década de los setenta, son "inapropiadas".

Por último, la intervención en San Miguel de Lillo pasará por reparar los enlucidos que presentan pérdidas de material (lagunas) empleando nuevos tipos de morteros de cal compatibles con los originales.