Enrique Pinín es una de esas personas que pueblan Oviedo y que hacen ciudad. Camina lento, habla despacio, aprieta fuerte la mano al saludar y con ese aire de chamán que confiere su curtido rostro y su melena es un gran conversador, de esos que escuchan más que hablan. Pinín inaugura hoy, a las 20.30 horas, su exposición "Anónimos" en la galería Decero Creativo (Martínez Vigil, 8).

-"Anónimos" es una exposición de miradas.

-Sí. Son miradas, no es un retrato completo. Son rostros envueltos en una atmósfera abstracta en blanco y negro. Están hechos con carbón vegetal, carboncillo y aguadas, también hay un poco de pastel en los ojos.

-¿Son rostros reales?

-Son personas reales, algunas sacadas de fotografías mías y otras de fotografías anónimas.

-¿Qué dice una mirada?

-Es una forma de comunicación, la comunicación más directa y sincera. Refleja todo lo que somos, todas nuestras emociones, percepciones, nuestro sentir. Es una comunicación a través del silencio, pero más profunda que el silencio.

-Usted es un maestro del retrato, ¿es esto una reducción de esos trabajos?

-Es una síntesis de todo lo que he hecho anteriormente. Una síntesis del retrato, una concentración de una expresión. Al hacer retratos siempre he trabajado más la zona de la mirada, siempre parto de los ojos y voy construyendo el resto del rostro.

-¿Qué ve usted en unos ojos?

-Una mirada es una manera de conocer el mundo, tu entorno, es la forma más íntima y personal que tenemos de proyectarnos.

-¿Se puede mentir mirando a los ojos?

-Es muy difícil engañar con la mirada, casi imposible. Estoy convencido de que cuanto más intentes mentir con la mirada menos sincero eres y se notará.

- Además de la colección de miradas, en la muestra que inaugura hoy hay otras dos obras de gran formato de una casa quemada.

-Es un edificio de mi pueblo, Moreda. Lo vi y me pareció muy sugerente el hecho de la casa quemada, cómo estaba compuesta esa destrucción de un espacio que había sido habitado y que ahora formaba parte de un caos. Me llevó a plantearme que ese edificio estaba fuera de contexto, pero que un día había sido habitado, y te preguntas qué tipo de personas vivían allí y qué tipo de vida desarrollaban. Al final es lo mismo que las miradas. Todo me lleva a la pregunta de hasta qué punto nos conocemos.

-Acaba de llegar de Soria, donde ha desarrollado su faceta de escultor.

-De escultor, ambientador y pintor. Me pidieron ambientar un espacio expositivo del centro de interpretación de la fauna en Almazán, fue una experiencia muy bonita. Dibujé un gran mural, pero también tuve que construir un pueblo.

-¿Y lo próximo?

-Seguir con esta colección de "Anónimos", pero con nuevas ideas, con nuevos personajes y objetos, la idea que está surgiendo de los bocetos es que esos objetos desaparezcan en la luz, estoy trabajando más la luz que el negro. Además me han llamado de la catedral castrense de Madrid para hacer unas grabaciones en unas lápidas.