Unas misteriosas botas colgadas de un cable de teléfono en la calle Santa Ana, junto a la Catedral, traen de cabeza a paseantes y visitantes desde finales de marzo. Los viandantes tratan de buscar explicación al significado de una escena que da lugar a diferentes versiones como que pudieran señalar un punto de venta de droga como ocurre en muchos puntos de España o responda únicamente a una gamberrada.