La III Carrera Solidaria "Asturias contra el Cáncer" batió récords y dejó atrás todas las expectativas. Una gran marea verde, formada por 3.750 corredores -1.500 más que el año pasado, según la organización-, se concentró en la plaza de la Catedral para desde allí inundar Oviedo. La convocatoria, que la presidenta de la Asociación contra el Cáncer en Asturias, Margarita Collado, dedicó a "todos los que están luchando contra la enfermedad", fue un éxito sin precedentes.

La carrera fue, más que una prueba deportiva, una gran fiesta. Participaron personas de todas las edades, muchos niños pequeños, algunos aún en carrito, y muchos perros. Llegaron corredores de otras ciudades de Asturias, como la vecina Gijón, de donde procede el club "Préstame tus piernas", que está formado por personas que se desplazan en silla de ruedas. Ana García Viña, que forma parte de la asociación, comentó que después de la buena experiencia de este año regresarán el que viene.

La carrera partió a las diez y media de la mañana, con el ambiente caldeado por la música y la animación en la plaza de la Catedral. Los payasos de "Clowntigo", que animan los ingresos de los niños en el Hospital, entretuvieron la salida y en la organización colaboraron, además de la gente de la Asociación contra el Cáncer, medio centenar de voluntarios de la Universidad de Oviedo. En el arranque de la carrera, en el corte de la cinta, coincidieron el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, y el consejero de Salud, Francisco del Busto. También estaba en primera fila la investigadora que el año pasado ganó la beca que la Asociación otorga en Asturias, dotada con 40.000 euros y gracias a la que durante los próximos cuatro años trabajará en un proyecto para facilitar la detección del cáncer de próstata.

Mientras los corredores cubrían los cinco kilómetros de marcha -unos corriendo, otros caminando y otros a tramos- en la plaza de la Catedral se podían hacer fotos con un Sancho Panza y un Quijote con los dorsales de la carrera. Hubo baile y un espectáculo de magia y al acabar se sortearon regalos entre todos los participantes. Contra el cáncer corrieron clubes de moteros, de mujeres que hacen "running", deportistas, médicos e investigadores, políticos y empresarios. No hubo premios, porque el propósito no era ganar la carrera sino al cáncer.