La armonía entre la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo, el director Leopold Hager y el coro "El León de Oro" propició que el concierto de ayer tarde, dentro del ciclo Los Conciertos del Auditorio, fuera un éxito y el público irrumpiese con sonoras ovaciones.

Con la Sinfonía n.º 2 de Beethoven comenzó la velada. Hager, que dirigió de memoria, quiso darle un carácter más romántico a la hora de interpretar una obra como ésta, perteneciente al primer periodo del compositor de Bonn. Esta elección condicionó el sonido de la orquesta, que fue compacto y muy brillante desde el primer momento, prestando especial atención al fraseo y las dinámicas, y con una sólida sección de cuerda.

Leopold Hager es un director de orquesta de la vieja escuela, y eso queda patente en el gesto, muy preciso siempre, y el trato con la orquesta y coro, siempre atento a cuestiones expresivas.

En el "Exultate, Jubilate" de Mozart, la orquesta cedió parte de su brillantez y potencia sonora, asumiendo un papel de acompañante de la soprano Claire de Sévigné. Su intervención de ayer destacó por un color vocal muy bello, aunque sin demasiada amplitud dinámica en algunos momentos.

El concierto concluyó con la "Misa de la coronación", también de Mozart, que contó con la participación de "El León de Oro". La agrupación asturiana fue tremendamente aplaudida al término de la velada. Su interpretación sobresalió por el buen balance entre las distintas voces del coro y también con la orquesta. Hubo momentos realmente brillantes, como fueron el Gloria, el Credo y el Agnus dei, que fue delicioso.