El poeta Antonio Gamoneda hablará hoy a las ocho de la tarde en el Aula Magna del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo sobre el profesor Emilio Alarcos. Lo hará para analizar la faceta del Alarcos poeta contemplada a la luz de sus estudios filológicos. La intervención de Gamoneda en la Cátedra Alarcos llega en un año en que se celebran los veinte del fallecimiento del lingüista astursalmantino y con un guiño al entorno íntimo del padre de la gramática estructural en España, porque a Gamoneda lo presentará otro amigo suyo, también asturiano y que, como él, ha echado raíces en León, el académico Salvador Gutiérrez.

Ayer, Gamoneda contaba con pasar esta tarde unas horas gratas en Oviedo, una ciudad, dice, de la que no ha estado nunca "totalmente ausente". "Ahí tengo muchos amigos y también mis raíces; por eso las visitas son gratas y particularmente esta, por el hecho de que haré una exposición en un terreno muy sensible para mí: la memoria y la obra de Alarcos".

De lo que hablará Gamoneda bajo el título "Emilio Alarcos: poesía y filología", es de cómo la "ciencia lingüística" del profesor está conectada "con su vocación poética", de los aspectos de una disciplina que influyen en la creación literaria. Más allá, el premio Cervantes de 2006, relata con detalle cómo su amistad con Alarcos marcó su propia carrera literaria:

"Alarcos y yo éramos amigos desde hacía mucho tiempo. Yo podría tener unos cuarenta años y Alarcos menos de cincuenta. No nos veíamos demasiadas veces, pero sí nos encontrábamos con alguna frecuencia tanto en Oviedo como en León. Y con independencia de la amistad, o a causa de ella, Alarcos ciertamente fue muy importante para mi trayectoria literaria. Allá por los años setenta yo había cesado prácticamente de escribir, una decisión que tomé a causa de los problemas que tenía con la censura que ejercía el régimen franquista. Pero hacia 1976, muerto ya Franco, Alarcos insistió con muy serias razones para que yo retomara la escritura poética. Y no solamente insistió, sino que por una circunstancia que no debo decir, aunque sea muy favorable para él, no sólo me estimuló sino que, por decirlo de alguna manera, me creó un compromiso editorial. De tal manera que tenía que tener acabado un libro en un plazo determinado. Caí gustosamente en esta trampa amistosa y generosa de Alarcos, pero el hecho es que significó mi reincorporación práctica a la escritura después de más de 15 años sin publicar y apenas escribir. Por eso digo que fue decisivo para mi vida de escritor".