El parque Pura Tomás es más que botellón. Es lo que dicen muchos de los cientos de jóvenes que ayer tomaron el parque de la falda del Naranco para celebrar Martes de Campo, la "mejor fiesta de Oviedo", repetían muchos con un vaso en la mano, pero insistentes en que el principal reclamo es el gran poder de convocatoria de la celebración.

"La gente piensa que venimos sólo a beber, pero jugamos a las cartas, al fútbol y sobre todo nos lo pasamos muy bien", indicó el sierense Adrián Villa en un claro alegato para desmarcarse de los excesos atribuidos a la fiesta del "Puri", como algunos lo llaman. En el mismo grupo, Daniel Villar trataba de explicar su motivación para no perderse una de las citas más esperadas del año. "Te encuentras con mucho amigos que no ves el resto del año", apunta el joven.

Otros señalan al escenario como clave del éxito de la festividad. "Es el sitio perfecto para pasar el día", dijo Jade Silva, encantada de acudir al evento con un grupo de una decena de amigos, todos de familias de inmigrantes. "Somos de todos los países", comentó con humor Leonardo Ferreira como promotor de una jornada en la que la música latina estuvo muy presente mediante potentes equipos de música transportables.

Las camisetas blancas predominaron entre muchos de los corrillos, en su mayoría de menores. El objetivo es tener espacio libre en la ropa para el de inmortalizar el momento mediante dedicatorias y en algunos casos indirectas. "Te quiero, pero no me atrevo a decírtelo a la cara", rezaba el mensaje de la espalda de un chico, totalmente tomada de firmas, corazones y textos de todo tipo.

La conclusión de la mayoría era prácticamente la misma: "El año que viene volvemos", coincidían debutantes e incondicionales.