Mar Prieto Muñoz, presidenta de la Asociación de Libreros de Oviedo, y primera mujer que accede al cargo, nació en la ciudad y permanece ligada a ella desde su infancia. Estudió en el colegio de las Teresianas y cuando llegó la hora de elegir carrera escogió informática, la materia que le gusta casi tanto como los libros. Mar Prieto está contenta del éxito alcanzado este año por LibrOviedo, el certamen que celebró 25 años y que ya prepara nuevas sorpresas para 2019.
Entre libros y ordenadores. "Nací en el barrio de San Lázaro y siempre fui al colegio de las Teresianas, primero en la calle González Besada, que me quedaba al lado de casa, y más tarde al Naranco, cuando cambió la ubicación del centro. Cuando terminé el colegio me matriculé en Informática y me diplomé en una materia que siempre me gustó mucho. Cuando terminé me fichó el grupo Prisa para el que trabajé durante 25 años, como responsable de logística para el Noroeste. Me fue muy bien, siempre cumpliendo objetivos y con viajes continuos a Madrid donde tenía que despachar cada quince días. Barajas y el Aeropuerto de Asturias eran mi segunda casa. Luego vinieron cambios, se externalizó la logística y los mandos intermedios salimos de la empresa".
Un cambio de rumbo profesional. "Después de pasar 25 años entre libros me planteé qué hacer. Me encanta estar entre libros, tocarlos, olerlos, analizarlos, conozco los gramajes del papel...así que pensé que lo mejor era seguir ligada a ellos. Entre medias trabajé como jefe de operaciones logísticas en otra empresa ajena al sector editorial, pero vi que aquello no era lo mío. Empecé buscar entre las librerías rentables que yo conocía y que veía con futuro, hasta que vi que se traspasaba mi negocio actual y decidí lanzarme, hace ya tres años. Pasé a ser mi propia jefa y tengo que decir que es una experiencia extraordinaria.
Al principio te da mucho miedo. Ya no tienes un sueldo fijo a final de mes y pierdes parte de tu comodidad. A cambio, sabes que trabajas para ti. Ahora yo levanto la verja, barro, pongo los escaparates, coloco las estanterías y hablo con la gente que pasa. Es otra cosa. Ahora sí que puedo disfrutar del libro que tengo en las manos".
Buena conexión con el barrio. "Me encuentro muy bien en esta zona de Ciudad Naranco y me gusta mucho el trato diario con la gente. Hablo mucho con los clientes que entran y siempre hay alguna cosa que comentar sobre las novedades que van llegando. Ya tengo una clientela consolidada y creo que hemos conectado muy bien. Oviedo es una ciudad lectora. Las librerías afloran en los barrios. La gente quiere comodidad".
La presidencia de la Asociación de Libreros. "Soy la primera mujer que preside la Asociación de Libreros de Oviedo y eso me hace sentirme muy orgullosa. Siempre tuve muy buenas relaciones con el gremio. Si el librero no vende, la editorial también sale perjudicada. Hay que cuidarlo y mimarlo".
Aquellos paseos infantiles por San Lázaro. "De niña me gustaba mucho pasear por San Lázaro. De camino al colegio comprábamos chuches. Son ese tipo de cosas que no se te olvidan. También guardo muy buen recuerdo de las monjas. Conservo mucho cariño hacia ellas. Creo que me dieron una buena educación".
Loca por la informática. "La verdad es que nunca pensé en hacer una carrera de letras. Los ordenadores siempre me gustaron mucho. Aquellos primeros escribían en ámbar. Y luego estaban las impresoras de papel continuo. La informática ha evolucionado de forma asombrosa y aún nos queda mucho por ver. Ahora cada cliente tiene un código y allí sale toda la información. Son cosas que te facilitan mucho el trabajo".
Entre el papel y la tableta. "Soy una apasionada del papel pero también tengo mi tableta y mis libros electrónicos. Las tecnologías están aquí para quedarse y tenemos que vivir con ellas. Ambos formatos pueden convivir, siempre y cuando no se dé una competencia desleal. Eso no puede ser. Debemos medirnos por el mismo rasero".
El éxito del 25 aniversario de LibrOviedo. "En esta edición nos molestamos todos mucho, era especial. Pero tengo que decir que vinieron cinco librerías nuevas cuyos propietarios trabajaron como jabatos. Estamos preparando la edición de 2019. Alguna sorpresa habrá. De hecho hay una escritora que se nos escapó este año con la que ya hemos contactado.
Vocación solidaria. "Llevo veinte años colaborando con la Cocina Económica. Voy todos los sábados a dar la cenas y les paso a las monjas los mails que tienen que mandar al arzobispado. Ese momento de la semana no lo cambio por nada".
