El fagotista Vicente Mascarell, que recibió una enorme ovación, fue el gran protagonista en el concierto que ofreció ayer en el Auditorio la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA).

La velada comenzó con "El concierto rumano" de Gyorgy Ligeti, una obra bastante conservadora para este autor: llena de contrastes rítmicos, con una sonoridad muy evocadora, y con una importante cantidad de solos para distintos instrumentos de la orquesta, que conllevó la intervención de varios profesores.

Quizá sea por las contadas ocasiones en las que puede verse un fagot participando como solista, lo cierto es que ayer el Concierto para fagot en si bemol mayor de Mozart, que interpretó Mascarell, fue la obra más aplaudida de la velada.

La OSPA acompañó al solista en todo momento, jugando con las dinámicas y los balances de tal modo que se escuchaba al fagot en todo momento y al mismo tiempo el sonido de la agrupación asturiana no perdió fuerza en ningún momento.

La interpretación de Mascarell destacó por la claridad de su articulación, algo que es complicado para los intérpretes de este instrumento. Esto fue especialmente en los movimientos primero y tercero, que contienen pasajes de agilidad. El sonido de Mascarell fue uniforme en todo el registro del instrumento, con una emisión muy nítida y un fraseo muy cuidado. Algo que se hizo extensible tanto al solista como a la orquesta. Al final se dejó sentir el cariño del público hacia el solista, conocido por todos los abonados a la temporada de la OSPA, con un caluroso aplauso y vítores. Como propina, Mascarell interpretó una Sarabanda de Bach.

James Ross, el director invitado de ayer, destacó por la precisión, sin resultar demasiado afectado en sus gestos, y siempre pendiente de los aspectos expresivos de la música. Algo que pudo verse en especial en Brahms.

Su serenata nº.1fue la obra con la que se cerraba el programa de ayer tarde. La potencia sonora de la OSPA contribuyó sin duda a la hora de convencer al público, que aplaudió con entusiasmo al término de la obra. Entre sus aciertos, cabe destacar la calidad de la cuerda, muy redonda, y el cuidado de los momentos expresivos.