Los vecinos del entorno de la iglesia de San Julián de los Prados están cansados de que la zona se inunde cada vez que llueve con intensidad. Eso fue lo que pasó ayer por la mañana, cuando el agua desbordó el parque y las zonas verdes del enclave provocando que los usuarios, acostumbrados a dar un rodeo para pasar cada vez que hay un temporal, clamasen de nuevo por esta situación y pidiesen una pronta solución al problema.

La Policía Local registró ayer intervenciones por desbordamientos en la calle principal de Olloniego y en la rotonda de la Tenderina Baja, donde hace dos meses la crecida del río Abuli obligó a desalojar una residencia de ancianos. Además, se produjeron dos argayos cerca de Tudela Veguín.

En esta ocasión, la subida del agua no generó desperfectos como el 25 de marzo, cuando en la glorieta de la Tenderina Baja se formó un mar en apenas unos minutos. Más de cien personas de edad avanzada o con problemas de movilidad fueron desalojadas de su residencia por la inundación del edificio, que se quedó sin luz al dañar el agua el cuadro eléctrico del sótano. La fuerte lluvia que asoló la ciudad desbordó el río Abuli, que cruza el entorno, desbordó las alcantarillas y alcanzó cerca de un metro de altura en algunas zonas.

La residencia

El centro anegado pertenece a la red de Establecimientos Residenciales para Ancianos (ERA) que gestiona el Principado, por lo que las 110 personas afectadas fueron distribuidas en hogares similares del municipio como Santa Teresa, El Cristo y Fundoma, además de en otros de Siero, Avilés, Castrillón, Infiesto, Moreda y Belmonte. Sólo algunos fueron a casa de sus familias o personas más próximas. La evacuación duró unas tres horas y media, desde las 16.45 horas hasta las 20.15 horas aproximadamente. Algunos salieron por su propio pie acompañados en todo momento por sanitarios o bomberos, y otros abandonaron las instalaciones en camilla o en silla de ruedas.

Los residentes volvieron al centro a mediados de abril de forma escalonada. Los técnicos trasladaron por seguridad el cuadro eléctrico del sótano a la primera planta.

Las fuertes lluvias de ayer hicieron temer que se reprodujera la situación, pero, por fortuna, no fue así.