Sabemos que las defensas endógenas de nuestro organismo se vuelven menos eficaces con la edad, y que la forma más conocida para lograr un envejecimiento salusable y un muro contra las enfermedades crónicas es la ingesta de antioxidantes en la dieta.

Y sabemos mucho de los antioxidantes naturales. Los encontramos en las vitaminas y en multitud de productos, desde la carne y las legumbres a las frutas y verduras. Pero son mucho menos conocidos los antioxidantes macromoleculares. Se conocen desde hace no más de quince años y forman parte de una "línea emergente de investigación" explicada ayer en Asturias en dos foros distintos. Por la mañana, el paraninfo de la Universidad; por la tarde, el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

En el centro de las sesiones, el libro recién editado, encargado por la Royal Society of Chemistry y coordinado por Fulgencio Saura y Jara Pérez, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Fulgencio Saura, manchego con historia personal y vinculaciones con la Universidad de Oviedo (aquí se doctoró en Ciencias), fue el encargado ayer de presentar el libro, 17 capítulos escritos por científicos de todo el mundo sobre los macrooxidantes. "Consumimos más macrooxidantes que los antioxidantes convencionales. Se trata de moléculas grandes a las que no les afecta el proceso digestivo y llegan directamente al colon". Nuestra ingesta de "macro" se sitúa en un gramo y medio al día.

Junto a Saura participaron en la jornada divulgativa el investigador de la Shinshu University, de Japón, Yasunori Hamauzu; la investigadora de la Universidad de Glasgow, Christine Edwards, y la de la Universidad Católica de Chile, Inés Urquiaga.

Todos coincidieron en que hay mucho que investigar todavía en relación a los macrooxidantes "que tienen relevancia máxima en la dieta y una alta actividad biológica" y que, en palabras de Fulgencia Saura "son como una mina de oro para los investigadores, pero que está aún por perforar".

El acto de la mañana en el edificio histórico de la Universidad sirvió para que el rector Santiago García Granda volviera a insistir sobre la necesidad de un cambio de paradigma investigador. No se mordió la lengua:

"En este país parece que no estamos preocupados por el hecho de que se ralentice la I+D+i. La legislación no está adaptada a la investigación y todos los inconvenientes que se achacaron a la crisis los están solucionando otros países mejor que nosotros".

El Rector recordó que "el 80% de la investigación desarrollada en España se hace desde organismos públicos, y con unos corsés que nos reducen eficiencia".

El presidente de Nutriantioxidants & Science, Darío Rodríguez del Amo, que estuvo presente en ambos actos -Universidad y Club Prensa Asturiana- quiso valorar el esfuerzo pionero en el estudio de los macrooxidantes, en especial de Fulgencio Saura, y recordó que "está en preparación una cátedra internacional de estudios sobre este tema" con sede en Murcia pero en la que Asturias tendrá protagonismo.