"Una de las manías de Agatha Mary Clarissa Miller, más conocida como Agatha Christie, era comprar casas, arreglarlas y decorarlas". Lo contó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA la catedrática de inglés y filóloga Virginia Álvarez-Buylla, gran conocedora de la vida y obra de la escritora británica de novelas policiacas y de misterio, que fue una adelantada a su tiempo.

Y precisamente ese carácter valiente de la autora fue lo que motivó muchas de las cosas que hizo a lo largo de una apasionante vida que Álvarez-Buylla relató con numerosos detalles ante una sala llena de público. Por ejemplo, indicó que a la escritora, nacida en Torquay en 1890 y fallecida en Wallingford en 1976, le encantaba la música y cantaba muy bien. "En realidad quiso ser cantante, pero le dijeron que nunca sería una gran estrella y desistió", comentó la conferenciante.

"Es la tercera escritora que más libros ha vendido en el mundo; sus cifras de ventas sólo han sido superadas por la Biblia y por Shakespeare", relató Álvarez-Buylla. Christie también ocupa el lugar más alto dentro de la ficción de misterio británico de la edad dorada del siglo XX. "Son unas novelas a las que llamaban tradicionales o 'couzy' (confortables)". Esa elegancia en la narración, con ausencia de sangre y escenas demasiado escabrosas, que a la autora le horrorizaban, es lo que hizo que los libros de Christie pronto se convirtiesen en los preferidos por la aristocracia y por la buena sociedad británica, que podía irse a la cama sin pasar un miedo de muerte, tras leer cualquiera de las obras.

Criadas con uniformes impolutos, mayordomos discretos y señoras arregladas para la cena forman parte del universo de la escritora, cuyos asesinos acaban siempre por ser descubiertos con la habilidad intelectual de Hércules Poirot.

Álvarez-Buylla, que fue presentada por Carmen Aréchaga, directiva de Tribuna Ciudadana, también reveló que en su juventud la novelista, con una azarosa vida sentimental, tenía mucho éxito con los hombres. "Era rubia con el pelo largo, delgada y hablaba poco", señaló. Su primer marido fue Archibald Christie, que no era bien visto por la madre de Agatha, pues le consideraba demasiado atractivo para mantener un matrimonio duradero, como así sucedió. "Se conocieron y fue un flechazo. Se casaron en una ceremonia sólo con el oficiante, por la oposición familiar", matizó la filóloga.

El segundo esposo de Agatha Christie fue el arqueólogo Max Mallowan, a través del que conoció al también arqueólogo Emilio Olábarri, que era magistral de la catedral de Oviedo.

En cierta ocasión le dijo: "Es genial estar casada con un arqueólogo, no le importa nada que envejezcas".

A lo largo de su carrera, Christie publicó 66 novelas policiales, seis novelas rosas y 14 historias cortas bajo el seudónimo de Mary Westmacott, además de incursionar como autora teatral en obras como "La ratonera" o "Testigo de cargo".? Su familia, de clase media alta, le dio una buena educación y estudió en diversos institutos de París.