El joven de diecisiete años que se cayó el jueves desde un sexto piso al intentar entrar en su casa por la ventana del patio de luces evoluciona favorablemente a pesar de la gravedad de sus lesiones. "Se encuentra estable, totalmente consciente y tranquilo", explica su hermana Ruth González. La mejoría del menor en sólo dos días se hace patente en sus conversaciones con los médicos que le atienden en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). "Les preguntó que cuánto tiempo iba a tardar en recuperarse y, como es lógico, le dijeron que unos cuantos meses. Entonces les contestó: 'Tengo que estar bien para el verano porque quiero ir al Xiringüelu (la romería que se celebra Pravia)'. Todavía está un poco sedado y a veces dice cosas que no tienen mucho sentido, pero al menos habla y tiene gracia, señal de que va a mejorar. Dentro de todo lo malo al menos nos reímos un poco", dice su hermana.

Los familiares del menor, no obstante, aún tienen el susto en el cuerpo y están muy preocupados por el joven, que va a ser operado el martes de algunas de sus lesiones. "Él mismo reconoce que es un milagro que siga vivo, hemos tenido muchísima suerte. Tiene la tibia de la pierna izquierda y la mandíbula rotas y una fractura en el sacro. Además se ha roto la pelvis por dos sitios. El martes lo van a operar de todo menos de la pelvis, que nos han dicho que es una lesión que se regenera sin intervenciones", explica Ruth González. "Lo mejor es que no tiene daños cerebrales ni en ninguno de sus órganos vitales", añade.

El accidente

La caída del joven se produjo alrededor de las ocho de la tarde del jueves en el número 34 de la calle Valentín Masip, el edificio en el que reside. "Abrió la ventana del descansillo y quiso pasar a la ventana de su habitación, que está al lado. Como estaba cerrada, intentó avanzar hasta la de la cocina. Puso un pie en uno de los hierros que sujeta el tendal a la pared, resbaló y se cayó. Intentó agarrarse a las cuerdas del tendal, pero cedió y se fue abajo", afirma su hermana. En ese momento estaba con un amigo, que trató de impedirle que lo hiciese, pero no lo consiguió. "Nos ha contado que lo agarró de la sudadera y que incluso le dio un golpe, pero mi hermano le dijo que estuviese tranquilo, que controlaba", dice Ruth González.

El testimonio del amigo le hace pensar a la familia que no era la primera vez que el menor entraba en su casa por la ventana. "Seguramente lo habría hecho más veces. En esta ocasión se había dejado las llaves dentro de casa, pero podía haber esperado un poco porque sabía que mi madre estaba a punto de llegar o haber ido hasta mi lugar de trabajo para que le prestase las mías. Fue una chiquillada y le ha costado cara. Pero nosotros queremos pensar positivamente y ayudarle a que se recupere cuanto antes", subraya su hermana.