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Directivos de grandes empresas asturianas defienden el futuro de Minas en Oviedo

Empresarios e ingenieros consideran en un congreso que la minería «no es solo carbón» y muestran su «solidaridad» con la Escuela de Oviedo

Por la izquierda, José Ramón Fernández; Francisco Blanco; Mónica Meléndez; Ana Fernández; Juan José Fernández; Carlos Luque; Francisco Javier Iglesias (director de la Escuela) y José Manuel Domínguez, ayer, en la Escuela de Minas en Oviedo. | Irma Collín

La minería es más que el carbón, aunque no engancha a las generaciones más jóvenes. Es una actividad que está demonizada. Esa conclusión defendieron ayer algunos directivos de grandes empresas asentadas en la región (como Asturiana de Zinc, Atalaya Mining, Explotaciones Mineras del Cantábrico o ArcelorMittal) durante unas jornadas en la Escuela de Ingeniería de Minas de la Universidad de Oviedo sobre la minería metálica sostenible. A uñas y dientes los directivos salieron en defensa de esta profesión que, aseguran, tiene futuro. También en Asturias. El acto también tuvo un aire reivindicativo. Se lo dio Carlos Luque, exdirector de geología del grupo Hunosa, quien quiso mostrar «toda la solidaridad con la Escuela de Minas y con todos aquellos que están defendiendo que se quede en Oviedo». Sus palabras encontraron una excelente receptividad entre los asistentes, que rompieron en aplausos. Sobre el centro sobrevuela la amenaza, más próxima a materializarse, del traslado de la escuela al campus de Barredo, en Mieres, haciendo añicos más de medio centenar de años de historia en la capital asturiana.

La minería será esencial para la transformación ecológica que tiene que afrontar Europa y, por extensión, Asturias. Lo dijo Francisco Blanco, moderador de la mesa redonda y exdirector de la Escuela de Oviedo y firme opositor a la mudanza del centro a Mieres que propone el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde. «La actividad minera no se ve con buenos ojos, aunque tiene todos los requisitos de sostenibilidad y de respeto al medio ambiente», aseguró. Similar tesis defendió José Ramón Fernández, directivo de Asturiana de Zinc. «Este es un problema global (el del desconocimiento sobre las disciplinas mineras); es una mareona que afecta a todo el mundo, especialmente a Europa Occidental, que ha adoptado unas leyes que impiden que algunas minas puedan salir adelante. Hemos llegado incluso a tener problemas de desabastecimiento», destacó. Mientras que Ana Fernández, responsable del departamento de recursos sostenibles en ArcelorMittal, defendió que la fabricación de acero es cada vez más respetuosa con el medio ambiente.

Entró más en harina el decano presidente del Colegio de Ingenieros de Minas, Juan José Fernández. «La sociedad no conoce todo lo que hacemos, tenemos que cambiar la imagen que la gente tiene de la minería», dijo. Lo de que esta es una disciplina que no engancha lo demuestran las cifras de matriculados en la Escuela, principal arma que esgrime Villaverde para defender el traslado de Minas a Mieres. El centro ovetense tiene medio centenar de estudiantes. Unas cifras pobres y que la dirección reconoce que deben mejorar.

Mónica Meléndez, jefa de unidad en el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), destacó que desde su institución se está intentando hacer divulgación sobre el valor de la minería. «Queremos que se vea que esta es una actividad necesaria para que la gente pueda tener un móvil o un coche», destacó.

En el acto participaron dos directivos que tienen experiencia poniendo en marcha proyectos de explotación de minas. Uno de ellos es José Manuel Domínguez, director general de Explotaciones Mineras del Cantábrico (EMC) que quiere sacar oro en Salave (Tapia de Casariego). «En casi todos los foros a los que vamos nos encontramos con una visión clásica de nuestra actividad, aquí la minería se identifica con el carbón, con las Cuencas... Algo está fallando porque esas explotaciones ya no existen», destacó. «La gente piensa que las minas son todas malas, todas negras, está claro que algo no hemos hecho bien», destacó. Mientras que Fernando Riopa, director de proyectos de Atalaya Mining, propietaria de la compañía asturiana Río Narcea, que explotó hace años los yacimientos de oro de Salas y Belmonte, señaló que «desde las empresas estamos intentando concienciar a la gente de la necesidad de la minería, que está demonizada totalmente».

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