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La Escuela de Minas de Oviedo y la de Ostrava buscan cómo reutilizar yacimientos ya cerrados

Las instituciones académicas asturiana y checa pretenden ahondar en su colaboración y en el intercambio de profesores y estudiantes

Por la izquierda, Vladimir Slivkev, Hana Stankova, Valclav Zubieck y Francisco Javier Iglesias, ayer, junto a la Escuela de Minas. | Miki López

La ruta entre Oviedo y Ostrava (a 2.604 kilómetros de distancia) estará en los próximos meses muy transitada por los ingenieros mineros. La Escuela de Minas de Oviedo y la de esa región ubicada en una esquina de la República Checa, ahondarán en su colaboración, bastante fructífera desde hace años, y pujarán por participar juntas en un proyecto europeo, en el que también involucrarán a compañías europeas, que incluye el intercambio de profesores y alumnos. Tanto hacia allá, como para acá. Y que tiene como objetivo revitalizar una profesión que defienden desde ambos lados de Europa y que tiene aún un brillante futuro por delante. Ambas instituciones llevan un tiempo colaborando en proyectos de lo más variopinto. Por ejemplo, buscan juntas cómo reaprovechar yacimientos ya cerrados.

De hecho, una representación de la Escuela de Minería y Geología checa está visitando estos días a su institución gemela en Oviedo con el objetivo de estrechar aún más esos lazos. Y hablar de cómo van a abordar este ambicioso proyecto europeo en el que también quieren involucrar a universidades y compañías de América Latina. En la comitiva checa participaron la directora de la escuela, Hana Stankova; el vicedirector de Ciencia, Valclav Zubieck; y el profesor Vladimir Slivka. Se da la circunstancia que este último vivió durante tres años en Oviedo, a comienzos de la década de los noventa, mientras participaba en un proyecto vinculado a Hunosa. También es un firme defensor de que la Escuela de Minas no se mueva de Oviedo, todo lo contrario de lo que pretende el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde. "No va a ser bueno, el campus de Mieres (a donde sería la mudanza) lleva años perdiendo alumnos", destacó.

Volviendo al proyecto europeo que quieren impulsar ambas escuelas. Stankova destacó que uno de los objetivos es el del "intercambiar experiencias". "Va a ser un proyecto muy importante para ambos, tenemos una relación que viene de atrás y que es muy estable, además", destacó.

Valclav Zubieck ahondó más en el detalle del proyecto. No escatimó en echarle flores al trabajo de la Escuela de Minas de Oviedo. "Para nosotros es un colaborador muy importante y muy fuerte. Tengo muchos compañeros que han visitado Asturias y los intercambios han sido siempre muy positivos". Eso es lo que les ha animado a preparar este nuevo proyecto en el que, en palabras del ingeniero checo, "queremos buscar colaboradores para el intercambio de profesionales tanto en la Unión Europea como en América Latina". Oviedo será uno de esos lugares. Al otro lado del Atlántico ya le han puesto el lazo a algunas universidades en Argentina o en Ecuador a las que poder arrimarse. "Visitamos la universidad de Buenos Aires y la de Quito, les presentamos la idea y les gustó", asegura. Defiende Zubieck que el trabajo de los ingenieros de minas es muy amplio, va desde la prospección de los yacimientos hasta casi la extracción del mineral de las entrañas de la tierra. Por ejemplo, ambas escuelas están explorando la forma en la que pueden aprovecharse las minas abandonadas. Por allá, en la República Checa han montado incluso restaurantes en estos antiguos yacimientos. Con bastante éxito. "Lo que queremos ahora es que este intercambio no sea solo entre las universidades, queremos involucrar a compañías", señala. Ya lo están haciendo, de hecho. La escuela de Minas de Ostrava está llevando a cabo un proyecto con la española Aqualia en el que, explica, están investigando cómo hacer que el agua estancada en las minas pueda ser apta para beber. "Ahora estamos trabajando en los laboratorios, haciendo las pruebas", resalta.

Francisco Javier Iglesias, director de la Escuela de Minas, explica que "con Ostrava ya tenemos varias experiencias de colaboración, de hecho, estuvimos hace poco en el pozo Fondón (en Langreo). Cada uno tiene sus peculiaridades, por ejemplo, se están explorando los usos de estas explotaciones que están abandonadas; también hay iniciativas para la recuperación de escombreras". En total, los proyectos en los que han colaborado de forma conjunta ambas escuelas –codo con codo– contaron con un presupuesto global de unos siete millones de euros. "La idea es no quedarnos aquí, continuar, porque para nosotros son unos socios estratégicos porque representan muy bien a regiones mineras tradicionales y de la misma manera que nosotros tenemos una buena imagen de ellos, ellos también tienen una buena imagen nuestra por la calidad técnica", explica. "Ahora el proyecto que estamos planteando es de colaboración entre la Unión Europea y América Latina para trabajar en áreas relacionadas con la minería y asuntos ambientales, habrá un intercambio de expertos entre ambas áreas geográficas". Quieren sacar oro de estas experiencias. "Es importante que no solo participen investigadores, también instituciones no académicas", explica Iglesias..

El caso es que el intercambio entre ambas escuelas ya era bastante fluido, pero siempre por la vía del programa Erasmus. "Es un intercambio muy beneficioso, ellos ya tienen proyectos de investigación en los que llevan un tiempo trabajando y que ahora están interesados en que nosotros también colaboremos". Vladimir Slivkev señala la importancia de que todos los proyectos que lleguen a Europa "tengan historia y nosotros la tenemos".

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