El Oviedo tiene por delante una docena de jornadas en las que, si las cosas salen bien, se puede lograr el ansiado ascenso a Primera que tantos años lleva esperando el equipo y su afición. Un final de campaña que se vio algo empañado el pasado14 de marzo. Tras dos derrotas consecutivas por vez primera en la temporada, y a falta de trece jornadas para la conclusión del campeonato liguero, llegó el "bombazo". Deportivamente las cosas se habían torcido un poco tras dos semanas sin puntuar, pero el equipo estaba tercero y las opciones de ascenso seguían intactas. A nivel extradeportivo, el club atravesaba un momento dulce y se encontraba inmerso en los actos del noventa aniversario que mañana se celebra. Nadie esperaba que ese lunes al mediodía el técnico oviedista presentara su dimisión. "Motivos personales", según la entidad, llevaron a Sergio Egea a tomar una decisión irrevocable. Unas razones que muy poca gente se creyó. Había algo más.

Ni el mismísimo Arturo Elías, yerno de Carlos Slim, máximo accionista de la entidad, le convenció de meditar su decisión. A la plantilla también le sorprendió, aunque reconocieron por videoconferencia a Elías que quizás esta marcha beneficiaría al club. Esto no quita que dentro del vestuario se esperara el portazo de Egea. Al menos, no a estas alturas. La relación entrenador-jugadores no era sencilla desde hace tiempo pero con 13 partidos por disputar y el equipo metido en la pelea por el ascenso el sentimiento generalizado era el de que el técnico completaría la temporada. Así lo hicieron saber mediante un comunicado público que leyó el capitán Diego Cervero.

El capitán no estaba solo. Le acompañaba el resto de sus compañeros. En el comunicado la plantilla pedía centrarse en la temporada, en la posibilidad de seguir sumando partido a partido y dejar otras cuestiones a un lado. No fue una situación fácil para ellos, ya que tras las explicaciones pertinentes de Arturo Elías y del propio Egea en su despedida, los futbolistas quedaron señalados ante los aficionados, especialmente tras sumar la pasada semana una nueva derrota en Alcorcón. No fue un buen debut para Generelo, técnico interino azul hasta la llegada del nuevo entrenador. Desde el club se trabaja incesantemente en la contratación de un entrenador de garantías que ponga el broche de oro esperado a esta excelente campaña. Según han declarado, tienen más de 50 currículos sobre la mesa. Hasta que llegue el elegido, a David Generelo, que colgó las botas en el club carbayón a finales de 2015 debido a una lesión, le tocará mantener el buque a flote e intentar que no se hunda. Mañana, ante la Ponferradina, tendrá la ocasión perfecta para reconducir la situación.

Suele decirse que "ni los malos son tan malos ni los buenos son tan buenos". No es momento de debates ni de buscar culpables a lo que ha pasado. Nada se solucionaría. Sólo unos pocos conocen realmente lo que llevó a Egea a tomar una decisión de tal calibre, pero no es momento para escisiones ni reproches. Todo lo contrario. El oviedismo está de fiesta, se cumplen noventa años de la fundación de uno de los grandes equipos del país, un club que, tras doce años "en los infiernos", el pasado mes de junio logró retornar al fútbol profesional. Y tiene en su mano la posibilidad de subir a Primera, categoría que nunca debió dejar. Es lo mínimo que un club con la solera y la historia del Oviedo se merece. Un grande que debe estar entre los grandes.