Nadie se lo quiere perder. El Carlos Tartiere se llenará por primera vez esta temporada para ver el derbi entre el Oviedo y el Sporting. El club azul anunció en la tarde del 25 de enero, jueves, que en apenas dos días se habían agotado las entradas para el encuentro que se disputará mañana, a las 18 horas, en el municipal ovetense, que acoge el derbi asturiano después del que se disputó el 18 de mayo de 2003 y en el que ganó el Oviedo por 2-1 con goles para los azules de Geni, de penalti, y de Oli, mientras que para los rojiblancos marcó Villa. Los aficionados azules no quieren perderse este momento. Menos aún con un Oviedo que ocupa la tercera posición en la clasificación y que lleva nueve partidos consecutivos sin perder.

En las buenas y en la malas, así como en las mejores y, cómo no, en las peores. La afición del Real Oviedo ha demostrado en sus 91 años de historia una fidelidad inquebrantable, un apoyo a su equipo a prueba no sólo de bombas, sino de mucho más. No hace falta echar la vista muy atrás para darse cuenta de ello. Como bien cantan en los encuentros, la hinchada está loca de ver ganar a su equipo, jamás le abandonará y siempre exige el orgullo, valor y garra que debe sentir un futbolista que defienda el escudo oviedista. Exige, pero también da, por ello se puede considerar una de las aficiones más leales del panorama nacional. Quizá no es la más numerosa, pero sí es la que más ha arrimado el hombro para conseguir que la entidad carbayona esté donde esté y, de seguir con esta buena racha de resultados, tenga en su mano la posibilidad de retornar a una categoría que nunca debió dejar, la Primera División, tras más de una década de periplo por "los infiernos" del fútbol, con posibilidades de desaparición incluidas.