Abelardo primero y, posteriormente Rubi, no fueron capaces de lograr que la plantilla funcionase en el terreno de juego, aunque es cierto que al menos el técnico catalán ofreció mejores sensaciones dirigiendo al equipo desde el banquillo. También mejoró los números logrados por el entrenador gijonés aunque la losa fue demasiado pesada para revertir la situación. A Rubi sólo le faltó sumar los puntos en los partidos claves que decidieron la suerte del conjunto rojiblanco en la categoría.

Tras la exitosa temporada cosechada por Abelardo y los guajes la campaña pasada, el técnico remodeló el vestuario con la llegada de trece futbolistas en el mercado veraniega. El comienzo fue esperanzador, al sumar siete puntos de los primeros nueve puestos en juego. Los triunfos ante el Athletic y el Leganés -ambos como local- y el empate frente al Alavés ilusionaron por entonces a la afición, que veía como el equipo se situaba en puestos de Liga de Campeones gracias a su arranque. También el juego del equipo parecía transmitir buenas sensaciones, con un fútbol más atractivo de toque y con mayor calidad en sus acciones, apoyado por veloces contragolpes que hacían despuntar al equipo en la clasificación. Pero nada más lejos de la realidad, porque a partir de ahí, el Sporting de Abelardo sumó cinco puntos en las siguientes quince jornadas. De esta forma, el míster contabilizaba doce puntos en los dieciocho encuentros en los que estuvo al frente del banquillo.

La salida del técnico de Pumarín era cuestión de tiempo e incluso el propio entrenador hizo saber a la directiva que no se encontraba con la capacidad suficiente para revertir la situación. Por entonces, el consejo convenció y decidió aguantar a Abelardo como técnico hasta que la cuerda se rompió tras el 2-3 ante el Eibar en la jornada 18. Abelardo no podía más. Su proyecto junto a Nico Rodríguez no había funcionado como se esperaba. El director deportivo eligió entonces a Joan Francesc Ferrer “Rubi” como su sustituto al entender que era un técnico más acorde a las cualidades que se disponían en la plantilla. No en vano, Nico Rodríguez consideró en rueda de prensa que “no se le ha sacado todo el rendimiento a la plantilla”. Unas palabras que destilaban su disconformidad con el poco jugo exprimido por Abelardo a los jugadores y también cargando un punto mayor de responsabilidad a futbolistas que debían de dar un paso adelante en el terreno de juego.

Una condición que trató de ofrecer Rubi desde su llegada a Gijón. Y lo consiguió con futbolistas como Douglas, Babín y, principalmente, con Burgui, que logró su mejor versión de la temporada coincidiendo con el técnico catalán en el banquillo. Hay casos inversos, como los de Viguera o Víctor Rodríguez que han pasado a ser totalmente secundarios, entrando a cuentagotas en los planes de Rubi. El técnico inició su andadura con un empate a domicilio frente al Betis, pero posteriormente sumó sendas derrotas ante Athletic y Alavés. La ilusión se recuperó de nuevo con el triunfo ante el Leganés (0-2). El Sporting volvía a engancharse a la competición y dejaba constancia de competitividad en todos sus partidos, pese a que los puntos no llegaban al casillero rojiblanco. Las dolorosas derrotas ante el Deportivo de la Coruña y el Málaga, en momentos claves de la temporada ante dos rivales a los que el Sporting podía meter de lleno en la pelea, fueron un lastre imposible de solventar en lo que restaba de competición.

De nada le sirvió jugarle de tú a tú al Real Madrid, que venció sobre la bocina con un gol de Isco, ya que posteriormente el Sporting fue incapaz de derrotar en El Sadar a Osasuna ni superar en casa a un Espanyol que sacó un empate con muy poco. Los triunfos ante Las Palmas y el Eibar llegaron demasiado tarde porque los deberes del resto de equipos ya estaban hechos para lograr una salvación que no ha podido alcanzar el Sporting. Rubi suma hasta la fecha un total de 18 puntos en las diecinueve jornadas que ha estado en el banquillo rojiblanco a falta del enfrentamiento de esta tarde ante el Betis, una media de puntos que, para los amantes de las estadísticas, si hubiesen sido suficientes para lograr la permanencia. No en vano, desde que el catalánllegó al banquillo, el Sporting fue el decimotercer equipo que más puntos sumó. Pese a contar con oportunidades para conseguir levantar el vuelo, ni Abelardo ni Rubi fueron capaces de conseguir su objetivo primordial: la permanencia.