En la buenas y en la malas, así como en las mejores y, cómo no, en las peores. La afición del Real Oviedo ha demostrado en sus 91 años de historia una fidelidad inquebrantable, un apoyo a su equipo a prueba no sólo de bombas, sino de mucho más. No hace falta echar la vista muy atrás para darse cuenta de ello.

Como bien cantan en los encuentros, la hinchada está loca de ver ganar a su equipo, jamás le abandonará y siempre exige el orgullo, valor y garra que debe sentir un futbolista que defienda el escudo oviedista. Exige, pero también da, por ello se puede considerar una de las aficiones más leales del panorama nacional. Quizá no es la más numerosa, pero sí es la que más ha arrimado el hombro para conseguir que la entidad carbayona esté donde esté, a un paso de poder retornar a una categoría que nunca debió dejar, la Primera División, tras más de una década de periplo por “los infiernos”, con posibilidades de desaparición incluidas. Fue en ese momento, en el año 2012, cuando el mundo entero se tiñó de azul y se unió para salvar al histórico Real Oviedo tras varios años de debacles económicas y malas gestiones. El oviedismo se hizo internacional y hasta el hombre más rico del mundo se animó a capitanear el barco azul. Hoy, casi cinco años después de esa ampliación de capital que se coló en los informativos de todo el globo, Carlos Slim y su entorno hacen gala de su oviedismo allá por donde van, y el sentimiento oviedista se respira en decenas de países repartidos por todo el planeta. Tras una nueva ampliación en el año 2015, el club azul cuenta con socios y accionistas en España, en Reino Unido, en Francia, en Estonia, en Finlandia y en Dinamarca, así como en Canadá, Australia, Japón, China, Filipinas, Argentina y Estados Unidos. La lista roza el centenar de naciones.

Aunque gran parte de ellos no puede acudir al Carlos Tartiere ni desplazarse con el equipo, otros muchos acompañan al equipo de Hierro jornada a jornada, demostrando que, a pesar de que en muchas ocasiones no están satisfechos con el rendimiento de la plantilla sobre el terreno de juego, esta nunca caminará sola. Ni lo hizo antes, ni mucho menos lo hará ahora. La comunión de cuerpo técnico, jugadores, directiva y afición debe ser total, especialmente en estas jornadas que restan y que pueden culminar con los azules disputando los play-off y logrando una ansiada plaza en la denominada Liga de las Estrellas.