Sin apenas experiencia, pero con muchas ganas de hacer historia en el club. Así llegó, hace casi un año, Fernando Hierro al Real Oviedo. El malagueño, uno de los grandes futbolistas nacionales de las últimas décadas y gran capitán madridista y de la selección española, se embarcaba así en un proyecto ambicioso que puede acabar con el equipo luchando por el ascenso a la máxima categoría. Sus claves para lograrlo: firmeza en defensa, atención a las jugadas de estrategia y una mentalidad ganadora.

Dialogante, cercano y exigente, como él mismo se definía al llegar a la entidad carbayona, Fernando Hierro, que fue segundo entrenador del Real Madrid en la campaña 2014-2015, con Carlo Ancelotti como técnico, está viviendo su primera temporada en el banquillo como si de una montaña rusa se tratara. Tras el inicio liguero, la primera amenaza de crisis no tardó en llegar. Fue en el mismo arranque del campeonato, cuando el Oviedo buscaba su sitio en la tabla. El equipo igualó sin goles en Mallorca -jornada 3.ª-, y ante el Mirandés -jornada 4.ª-. Y perdió después en Getafe (2-1) y ante el Reus en el Tartiere, en pleno San Mateo (0-1). En el séptimo partido de la campaña, los azules viajaron a Cádiz, jugándose entrar en la zona de descenso: sin trascendencia a esas alturas, pero sintomático. Y el equipo reaccionó. Fue una de esas tardes en las que Hierro le dio una vuelta de tuerca al equipo y el dibujo funcionó: 0-2 en el Carranza, en el inicio de una racha que lanzó al equipo hasta el segundo puesto. Solventada la primera crisis con una reacción sobresaliente, el segundo momento crítico llegó en diciembre. Atravesaba el Oviedo problemas serios a domicilio, con varias goleadas sangrantes.