La necesidad de aumentar el ahorro y la eficiencia energética en los edificios pasa por realizar determinadas actuaciones sobre las instalaciones de calefacción, como la revisión y adecuación de las sala de calderas para conseguir instalaciones más eficientes y seguras, adecuadas a la normativa vigente, la individualización de consumos, para que cada vecino pague lo que consuma, el uso racional y correcto mantenimiento de las llamadas energías renovables.

Una instalación centralizada de calefacción y agua caliente es un pequeño centro de producción de energía térmica que debe ser proyectado, realizado y mantenido siempre por profesionales especializados.

Hagamos un resumen de los puntos donde se puede intervenir para ahorrar en las instalaciones térmicas:

1. Reforma de las salas de calderas: gas, gasóleo, biomasa, aerotermia, paneles solares, etc. Nos encontramos muchas veces salas de calderas con equipos antiguos y muy poco eficientes, o con salas relativamente nuevas pero con un mantenimiento deficiente, lo que significa que esas instalaciones necesitan mucho aporte de combustible.

Los ahorros se pueden conseguir con cualquier tipo de energía, las instalaciones hay que estudiarlas de manera particular y ver qué medidas y/o combustibles son los adecuados en cada caso.

2. Individualización de consumos: elija la temperatura, elija lo que gasta. Los contadores de energía y los repartidores de costes en el caso de las instalaciones por columnas, permiten individualizar el consumo en las calefacciones centralizadas y pagar únicamente por lo que consumimos, como hacemos con la electricidad. La individualización de consumos permite elegir la temperatura que queremos tener en cada estancia de la casa o apagar la calefacción en las zonas que no usemos o en toda la vivienda si estamos fuera. Es decir, mejora el confort y fomenta el ahorro.

3. Mantenimiento y gestión energética. El mantenimiento es obligatorio y debe ser realizado por profesionales especializados que, con la periodicidad que indica la normativa dependiendo de cada instalación, deben hacernos llegar el correspondiente informe de mantenimiento, pero además, como usuarios de las instalaciones centralizadas debemos tener constancia que esa instalación está legalizada ante la Consejería de Industria. Estos dos puntos son fundamentales para garantizar el correcto funcionamiento de la instalación y por supuesto la seguridad de la misma que a todos nos atañe.

Ahora bien, un correcto mantenimiento no siempre garantiza un óptimo consumo.

Para conseguir el óptimo rendimiento de una instalación, necesitamos conocer día a día lo que le ocurre a esa instalación en relación a los patrones de consumo, a las condiciones térmicas y a numerosos parámetros que nos permitan optimizar en cada momento su consumo, es decir, se necesita la monitorización de esa instalación.

4. Energías renovables. Lo que acabamos de indicar respecto al mantenimiento de las instalaciones que utilizan energías fósiles, es todavía más acusado en el caso de las renovables (por ejemplo placas solares instaladas en algunos edificios). Estas deben ser gestionadas por verdaderos especialistas que apliquen criterios de explotación adecuados, asegurando el cumplimiento técnico-legal de las mismas y poniendo en valor su patrimonio.