El ritmo de incorporaciones en el Oviedo sigue siendo constante. Esta vez no se trata de ninguna revolución ni un lavado de cara espectacular de la plantilla. Se trata de mejorar un proyecto en el que ya se habían puesto los cimientos la temporada pasada. Han llegado cinco nuevos hasta la fecha pero habrá más. El bloque encargado de protagonizar el regreso del Oviedo al fútbol profesional trabaja desde el primer día a las órdenes de Egea en El Requexón mientras espera la llegada de nuevos refuerzos. Los que llevan más tiempo en el club azul bendicen la llegada de los nuevos. Tanto por sus características futbolísticas como por su contribución fuera del campo.

Linares es de los que sigue vistiendo la elástica azul después de las vacaciones más plácidas que se recuerdan en el oviedismo. Sin nuevos compañeros que luchen por su puesto de momento, el aragonés sí le ha dado tiempo a comprobar cómo se las gastan los incorporados en alguno de los ensayos. "Los conocía perfectamente de enfrentarme a ellos en otras ocasiones. Son futbolistas que tienen un conocimiento perfecto de la categoría, y además buena gente. Al mantenerse el bloque el equipo es una piña y así resulta más sencillo que se adapten", asegura el goleador.

Su compañero de ataque, Diego Cervero, también da el visto bueno a las incorporaciones llegadas hasta la fecha. "Todos saben en qué proyecto están metidos. Estamos en Segunda y no hace falta explicar de qué va esto", asegura; "Son chicos muy profesionales, con una trayectoria importante a sus espaldas. Los conocía a casi todos, pueden aportar mucho".

El ovetense, ferviente seguidor del fútbol en todas sus categorías, reconoce estar aún en periodo de adaptación al conocimiento de Segunda. Pero se atreve con las características que más le han llamado la atención de los fichajes con los que ha coincidido en los entrenamientos: "A Miño le veo como un portero ágil, con mucha envergadura y juego de pies. Carlos Peña es un lateral duro, contundente, con buena zurda y salida de balón. Héctor Verdés es un hombre autoritario, agresivo, diferente a los centrales que teníamos y muy concentrado. A Bedia es al que menos he visto pero tiene un exquisito trato de balón, un gran golpeo a balón parado y calidad", les define.

Con las piezas incorporadas en el mercado estival, Egea ya puede manejar un grupo de 19 futbolistas al que aún le quedan los retoques de más calidad. La gente llamada a marcar las diferencias esta temporada. Las previsiones son excelentes pero desde dentro del vestuario se prefiere optar por un discurso algo más calmado. Nada de hablar de objetivos ambiciosos solo un mes y medio después de haber cerrado el sato a Segunda División. "El objetivo es disfrutar de la categoría, en la que el Oviedo tiene que estar por obligación", razona Linares. "Ponernos objetivos a largo plazo es una locura. Esta competición tiene otro ritmo, pero a base de entrenamientos y partidos se va adaptando uno", añade el aragonés.

Cervero secunda su opinión: "Es pronto para hablar de objetivos. El año pasado ya lo dije, no debemos olvidar que somos el Oviedo, tenemos una gran historia detrás, pero llevamos 12 años fuera del mundo profesional. Hay que ser cautos, ir con los pies en el suelo y trabajando con humildad".