Cuanto más cerca se está de la élite, más se pagan los errores. Si además tienes delante a un especialista en aprovechar los deslices -el Atlético de Simeone-, la tarea es aún más complicada. El Oviedo perdió ante los rojiblancos por un par de despistes pero dejando la sensación general de que el equipo funciona, no se asusta ante el cambio de categoría y que, partiendo de lo ofrecido la temporada pasada, aún tiene margen de mejora. Solo Griezmann y Torres pudieron con los azules en su partido de presentación, convincente, ante su gente.

Egea quiso darle empaque al partido y presentó el que posiblemente sería el once titular si mañana empezara la Liga. Básicamente es lo del año pasado con un par de retoques: Peña (lateral izquierdo) y Borja Gómez (central). Eso y el recuerdo no tan lejano de Cádiz como mejor prueba del trabajo bien hecho. Al Oviedo le valió con eso para plantarle a un Atlético de Madrid en modo relajado pero con vitamina cuando vio alguna vía abierta.

Griezmann y Vietto demostraron que necesitan muy poco para poner todo patas arriba, Agitadores de profesión. El Oviedo lo comprobó a los 27 minutos. David Fernández cometió un error en la salida que en Segunda B se hubiera quedado en mero susto. No ante el Atlético. Koke cedió a Vietto y el argentino dibujó un pasillo perfecto para la llegada de Griezmann que no esperó nada para chutar sobre la marcha con maestría y batir a Esteban.

El Atlético dañaba la fortaleza azul a las primeras de cambio. Artillería pesada, nada de munición de fogueo. Hasta este ese momento, media hora de juego, el Oviedo se había presentado de una forma convincente en el partido. Ante un rival con mayor posesión de balón, Erice y Vila se encargaron de cerrar los espacios y ceder a las bandas en cada robo. A los 10 minutos Susaeta había probado suerte con un zurdazo en un saque sorpresa, pero el balón salió rozando el palo. A los 12, Valle robó cerca del área, se acercó y chutó arriba. Simeone salió por primera vez del banquillo exigiendo una marcha más.

Después llegaría el lujo de Vietto y Griezmann y acto seguido una oportunidad única para el Oviedo. Linares se encontró mano a mano con Oblak, el gigante esloveno que saltó a la fama en los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Madrid como muro infranqueable en el mano a mano. Linares chutó fuerte, aunque centrado y Oblak mantuvo la figura para rechazar el chut.

Hasta el final del primer acto, el Atlético se limitó a controlar el partido en torno a Tiago un futbolista pausado que no necesita echar ni un sprint para hacerse con todas las pelotas sueltas. Solo le falta bostezar en cada recuperación. Griezmann gozó de otra oportunidad en un derechazo que se fue desviado y el partido llegó al descanso.

Introdujo Egea matices para el segundo acto. Miño por Esteban, Cervero por Linares, Allyson en la banda y Bautista y Verdés en la zaga. Otra buena noticia: el equipo no se resintió. Jugó con la misma dignidad que en la primera parte. Segunda División es una competición exigente en sus 42 jornadas y un fondo de armario completo se antoja vital para las aspiraciones de cualquier equipo.

Simeone esperó un poco más para darle un nuevo aire al equipo. Saltaron al campo en el 57 los Torres, Raúl García, Saúl y compañía. El nuevo aire le vino bien a los colchoneros. El Oviedo se había hecho con el control del balón pero los de Simeone sabían cómo esperar su oportunidad. A los 23 minutos Raúl García chutó raso, Miño desvió y Torres olió la presa y se lanzó a por ella para empujar a la red.

Cuando se trata de actuar por instinto, el Niño sigue mostrándose como un delantero eficaz. Cuando se trata de meditar la mejor opción, la efectividad disminuye. A los 81 minutos, se plantó solo ante Miño y cedió a Oliver pero a su pase le faltó mimo.

Aprovechó el tramo final Egea para poner en liza algunos de los valores de El Requexón. Esos futbolistas a los que tradicionalmente se les pone en el foco en pretemporada para pasar luego al segundo plano. Salvo contadas excepciones, claro. Lucas y David González se unieron a la pandilla de chicos del Vetusta que reclaman oportunidades.

El Oviedo cerró la tarde ovacionado por su gente a pesar de la primera derrota de la temporada. También con la dignidad intacta y con la sensación de que con lo que tiene y dos o tres retoques en el ataque los de Egea pueden dar que hablar este año en Segunda.