No siempre resulta sencillo cumplir con el viento a favor. A veces a los equipos les consume la responsabilidad, les puede la situación. El Oviedo se encontró en la recta final de Huesca con varios elementos a su favor. Uno, el aire, soplaba en dirección a la meta oscense. La superioridad numérica, el Huesca estaba con 10, era otro dato a tener en cuenta. Sólo quedaban algunos minutos por delante pero los de Egea quisieron el partido. Y si no llega por talento, también sirve por insistencia. Otra pelota al área, un choque por el remate y una discutible decisión arbitral. Estar arriba también significa saber aprovecharse de elementos externos

Habrá quien señale a las decisiones arbitrales como decisivas, Tevenet lo hizo, y quizás no le falte razón pero la puesta en escena del Oviedo merece varias alabanzas. La seguridad defensiva empieza a ser una de las armas más fiables de este equipo. Quién lo hubiese dicho hace un mes.

Tras un par de balones por alto se supo que el aire sería protagonista. Para Huesca y Oviedo la prioridad era palpar el terreno y tratar de adaptarse a las circunstancias. Explorar las condiciones del nuevo hábitat encontrado.

Con el enemigo situado en el aire, se propuso el Oviedo rasear el cuero. Decisión lógica y efectiva.

En una de las jugadas elaboradas, Koné centró y Linares remató, sin engancharla de lleno. Primer aviso. El segundo fue más serio. Llegó éste en una falta lateral. Centró Susaeta, cayó el balón rebotado y Linares, en el área pequeña, se encontró con el cuerpo de Whalley.

El Huesca contestó aliándose con los elementos. Un balón largo ante el que David Fernández no midió bien llegó a pies de Fernández, poco preciso ante la salida de Esteban. Quedaban claras las propuestas: el Huesca lo intentaría en largo; el Oviedo, bajando la pelota. Así llegó otra para los visitantes. Centró esta vez Peña y Koné no acertó en el área con la zurda. La primera parte se consumió como una suma de acciones aisladas, de oportunidades sin un hilo conductor convincente. Una de esas mitades no muy atractivas para el espectador que quedan resultonas en el resumen televisivo.

Jugar con el viento a favor en la segunda mitad, hizo que el Oviedo cayera en algunas tentaciones. La de abusar de los balones en largo fue la más evidente. De recurso alternativo fue convirtiéndose en argumento principal con el paso de los minutos.

Peña y Vila gozaron de dos buenas opciones pero a sus zurdazos les faltó precisión. Un accidente aislado alteró el partido. Gaspar lo intentó con un córner directo y Esteban despejó a córner. Íñigo López, fornido defensa, llega a la escena a destiempo y tiene un desencuentro con el avilesino. El colegiado interpreta agresión y expulsa al central.

El Oviedo quedó tan aturdido por la expulsión como el Huesca. Le costó algunos minutos asumir la superioridad. Pudo aprovecharse a los 81 minutos. Hervías chutó raso y la pelota se fue cerca del palo derecho.

Pero al Huesca le quedaba una bala. Johannesson cedió el balón con poca fuerza y Machís se lanzó directo hacia la meta. Esteban adivinó las intenciones del delantero y se impuso en el decisivo mano a mano.

Palideció el Oviedo con la ocasión local pero siguió acercándose al área oscense. En un balón aéreo, Carlos David usó el brazo ante Valle en una de esas acciones que en el centro del campo suponen una falta pero que en el área suelen tener mayor libertad. No para el árbitro que señaló penalti. Susaeta, siempre dispuesto, anotó con pulcritud para darle al Oviedo una de esas victorias que al final de temporada pueden dejarle en su objetivo. Una victoria contra los elementos.