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Bajo palio en la Catedral

El 26 de noviembre de 1972, San Mamés despidió con una ovación a Marianín tras marcarle tres goles a Iríbar en menos de veinte minutos

El once inicial del Oviedo frente al Athletic de Bilbao en San Mamés el 26 de noviembre de 1972. Arriba, por la izquierda, Lombardía, Carrete, Tensi, Manuel Enrique, Iriarte y Chuso; abajo, Javier, Bravo, Marianín, Jacquet y Uría. FOTO CEDIDA POR JUAN MESA

A principios de la década de los 70, el público de San Mamés valoraba a los arietes de raza como algo propio. Por eso, la ovación con que despidió el 26 de noviembre de 1972 a un "9" leonés, llamado Marianín, quedó para la historia de la Catedral. Estaba justificada porque aquella tarde Mariano Arias Chamorro consiguió con la camiseta del Oviedo algo que no lograría nadie más, ni antes ni después: marcarle tres goles a José Ángel Iríbar en menos de veinte minutos. Tras el tercero, premiado con aplausos por el público bilbaíno, Marianín se desconcentró de tal manera que el entrenador, Eduardo Toba, le sustituyó. Salió bajo palio.

Marianín no fue el único que endosó a Iríbar lo que ahora se conoce como "hat-trick", pero sí el más rápido. De los otros seis que lo lograron en las 18 temporadas del mítico portero en el Athletic, sólo se le acercaron Angelín (entre el minuto 54 y el 75 de un Burgos-Athletic), Bergara (entre el 66 y el 88 de un Mallorca-Athletic) y García Castany (entre el 51 y el 74 de un Zaragoza-Athletic). Y sólo otros dos, los asturianos Quini y Marcial, cantaron tres goles a Iríbar en San Mamés. Completa la relación Muruzábal, protagonista absoluto de un Real Sociedad, 3; Athletic, 2.

Marianín no ha conseguido imágenes de su gran tarde bilbaína, pero 43 años después rememora desde Fabero sus tres goles como si hubiese sido ayer: "El primero fue nada más empezar el segundo tiempo, con un zurriagazo desde fuera del área que le pasó a Iríbar a un metro. El segundo, el del empate a dos, fue gracias a un pase de Iriarte. Y el 2-3 lo conseguí al perseguir un balón que parecía que iba fuera. Sorprendí a Iríbar y a todo el mundo". Pese a la avería que le había hecho al Athletic, la afición de San Mamés ovacionó a Marianín tras lograr el tercero y en el momento de ser sustituido.

"Creía que había pasado más tiempo hasta el cambio", recalca Marianín al saber que Eduardo Toba le mandó al banquillo sólo tres minutos después del triplete: "Creo que le pedí yo el cambio. Me emocioné un poco con la reacción de la gente. Intentaba correr y no podía". Sin la amenaza del leonés, el Athletic reaccionó y a falta de dos minutos Ortuondo, que después jugaría en el Oviedo, logró el definitivo 3-3.

Curiosamente, ninguno de los goles de Marianín en San Mamés llegó de un cabezazo. "Por lo que decía la gente, en España nadie remataba de cabeza como yo en aquella época. Ponía el balón donde quería", confirma el interesado. Aquella exhibición, y su regularidad goleadora en su debut en Primera División que le permitió ganar el Trofeo Pichichi de la temporada 1972-73, con 19 goles. Y en los inicios de la siguiente, el 17 de octubre de 1973, jugar su primero y único partido con la selección española (0-0 frente a Turquía en Estambul).

Marianín se marchó aquel 26 de noviembre de Bilbao sin el balón del partido, como se estila desde hace años con los autores de un triplete, pero en 2003 pudo rememorar su hazaña en tan ilustre escenario: "En el 50 aniversario del trofeo el Marca juntó en Bilbao a todos los que habíamos ganado el Pichichi. Cuando estábamos en San Mamés haciendo fotos pregunté por una tienda para comprar un balón como recuerdo. Fuimos Hugo Sánchez y yo a la de Zarra, la más famosa de Bilbao, y no nos los cobró".

En sus cinco temporadas en el Oviedo, Marianín tuvo muchas tardes de gloria, como aquella en la que el Tartiere se inundó de pañuelos para saludar un gol al Zaragoza tras driblar a varios contrarios desde el centro del campo, pero ninguna como la de su coronación en la Catedral del fútbol.

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