Resulta hasta lógico cuando se trata de un recién ascendido, aunque el ruido que acompaña al Oviedo suela cambiar la perspectiva. Ya saben, cifras elevadas, fichajes contrastados, apoyo social? Slim al fondo del asunto. Pero la realidad es que el Oviedo tiene esta temporada un buen equipo al que aún le falta subir algún peldaño para luchar con los máximos favoritos. Se demostró ayer en Córdoba, en un inicio de partido similar al de Mendizorroza, con el equipo de Egea con una marcha menos que el rival. Los de Oltra, que con la victoria son líderes, se pusieron 2-0 y el muro fue imposible de trepar. Mejoró la imagen el Oviedo después pero sin apenas remate. Insuficiente para sacar algo positivo del Nuevo Arcángel, plaza casi inexpugnable.

El Córdoba entró con mejor tono en el partido, uniéndose al coro orquestado desde la grada para entonar el himno del equipo a la salida de los futbolistas. A los 7 minutos, Fidel recibió fuera del área, escorado, lejos de cualquier síntoma de peligro. Inició entonces una conducción hacia el centro del área en la que se echó de menos una oposición más seria por parte de la defensa carbayona. Ya enfrente de Esteban chutó y, tras un rebote, marcó.

El tanto tuvo el efecto de reforzar la moral del Córdoba antes que hacer protestar al Oviedo. Los de Egea se plantaron en el campo con la defensa adelantada, las líneas insinuando una propuesta valiente pero sin la intensidad necesaria. Una propuesta suicida. El mejor ejemplo se vio en el segundo tanto local. El Córdoba inició la jugada en su meta Razak y fue superando líneas sin oposición. La jugada cambió de ritmo en el centro del campo. Nando, en posición adelantada, encaró a Esteban, le regateó y marcó. Lo celebró con un susurro, como no queriendo llamar la atención del linier. 15 minutos después del silbido inicial, la misión parecía imposible.

Tardó en reaccionar el Oviedo al doble varapalo, anestesiado por el control de los locales. A los 34 minutos, Toché recibió en velocidad y chutó con la zurda arriba. Al menos descubrió el Oviedo que sus opciones llegarían con rápidas transiciones. En una acción similar, Susaeta disparó alto.

El camino estaba indicado. Johannesson combinó con Susaeta, tras un cambio de juego de Valle, y la puso al área. Remató Koné, el balón hizo un globo y Toché empujó a la red con fe. Con fe y con la ayuda del brazo, para ser justos. El partido renacía con un simple chispazo. La segunda parte anunciaba una nueva historia.

Llegaron entonces los mejores minutos del Oviedo. Con una consigan clara, atacar. Y con una propuesta nítida: a partir del balón. A los locales no les quedó otra salida que echarse unos metros hacia atrás.

La posesión, sin embargo, no terminaba en peligro ante la meta de Razak. Intentó la reacción Egea. Un vistazo al banquillo, le sirvió para comprobar el exceso de medias puntas y la ausencia de hombres de área. Mucha dinamita y pocos detonadores.

Sin Linares, siempre es aconsejable tener en la cartera otro nueve.Como Cervero. Fue Aguirre el elegido, en lugar de Koné, con lo que el equipo pasó a usar un 4-.2-3-1, con Valle en la media punta. Entraron después Hervías y, al final, Bedia, con el campo cada vez más inclinado hacia la meta del Córdoba.

La opción del empate llegó a balón parado, pero Toché no remató limpio la falta lateral. Murió el partido y respiró el Córdoba. El Oviedo, tras regalar el inicio, fue consciente de que le había faltado un paso. El que debe dar si quiere aspirar a lo más alto.