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MARTÍN MANTOVANI | Defensa del Leganés y exjugador del Oviedo

"El Oviedo es candidato, pero somos un equipo fastidiado"

"Su plantilla es muy buena, con jugadores contrastados; no sé si para el ascenso directo, pero seguro que peleará el play-off"

Mantovani posa junto al escudo del Leganés en Butarque. NICO D. MENÉNDEZ

"No viene tanta gente como al Tartiere, pero los que vienen aprietan y eso se echa de menos en otros campos de Segunda, en los que el público no te jode nada", dice Martín Mantovani (San Miguel, Argentina, 7 de julio de 1984) al pasear por Butarque, donde hoy estrena 2016 recibiendo al Oviedo. Sólo vistió de azul una temporada, pero dio para mucho. Héroe de la afición por su entrega y contundencia, en una temporada para el recuerdo porque esquivó con su masa social la desaparición cuando parecía herido de muerte, pasó a villano en el verano siguiente, cuando el Oviedo estaba curado y preparándose para volver a lo más alto. La oferta prometida por un (no) representante nunca llegó, el Oviedo y Mantovani decidieron que lo mejor era salir, Granero que sólo hablase él, y el jugador acabó a 500 kilómetros y con 7 kilos menos por la desesperación. Desde Leganés dice que no se arrepiente de nada, salvo de no haber dado su versión, y que se alegra de que ahora a ambos les vaya bien.

-¿Qué tal le va la vida?

-Muy bien, muy contento. Por todo, tanto por el momento futbolístico que estoy viviendo como por lo personal.

-¿Cómo es el Leganés?

Un club muy familiar que recién llegó a Segunda, que hasta hace poco lo estaba haciendo bien en Segunda B y ahora estamos intentando crecer. Poco a poco nos estamos haciendo a la categoría y mejorando. No hay mucha gente detrás, así que la cara del club se puede ver fácil. Es el presidente, el hijo y cuatro o cinco personas más, ya está. En ese sentido es muy tranquilo y está haciendo las cosas bien.

-¿Y como equipo?

-Bastante jodido para los demás. Corre, tiene una forma de jugar que va al límite. Intenta jugar siempre de mitad de campo para adelante y se basa la velocidad e intentar abrir por bandas.

-¿Qué destacaría del Oviedo como equipo?

-Tiene una plantilla muy buena, con jugadores contrastados, de Segunda y que han estado en Primera División. Una plantilla que por nombres habla por sí sola. Será cuestión de tiempo que vayan a más y lo están demostrando. Una plantilla que va a dar que hablar en el campeonato.

-¿Lo ve candidato al ascenso directo, o al play-off?

-Creo que va a estar arriba. Cuando a un equipo le empiezan a salir las cosas bien y se mete en una dinámica positiva, no te ayuda sólo a nivel futbolístico. Hace que la gente que tiene detrás el Oviedo anime mucho más. Si se mantienen en esta buena dinámica durante un tiempo van a estar arriba seguro. No sé si para el ascenso directo, pero seguro que van a pelear el play-off.

-Se suele destacar el potencial ofensivo del Oviedo y usted, central, es uno de los principales encargado de frenarlo. ¿Qué destacaría de ellos?

-Han mezclado un poco de todo. Gente rápida y explosiva como Koné, con Linares y Toché, que la meten, tienen mucho gol. Jugué con Diego Cervero. Es un personaje. Es un goleador nato, que siempre está rondando la portería. Creo que han mezclado cosas muy buenas y, sobre todo, el equipo entiende las virtudes que tienen sus jugadores.

-De su época solo quedan Cervero y David Fernández. ¿Cómo los recuerda?

-Diego era un capitán nato, sabía manejarse muy bien en el vestuario. Era muy agradable, simpático y divertido. Se mete en todas, está siempre bromeando y eso es muy bueno para el equipo porque hace grupo. David es una persona totalmente diferente, muy buena gente, muy sencillo, tranquilo y agradable. Tengo muy buen recuerdo de los dos. En general, de todos los compañeros que tuve ese año en el Oviedo puedo hablar bien.

-¿Sigue hablando con ellos?

-Poco, pero de vez en cuando tenemos algo de relación.

-¿Cómo recuerda su etapa oviedista?

-Muy buena. Me llevé un recuerdo muy grato por todo. Por las primeras sensaciones que viví, entrar en un campo donde me encantaba jugar cada semana. Es un campo de Primera, la gente te trata de forma espectacular. Nunca había tenido ese acercamiento con la gente, ni había tenido tanta repercusión a nivel de afición. Me encantaba estar ahí y es un recuerdo muy grato, a pesar de que todo acabó mal. Yo rescato cosas muy, muy buenas.

-¿Qué pasó para que todo terminase así?

-Fue por un representante que al final no era representante ni nada. Había aparecido con una oferta de otro club que era inexistente. Terminó saliendo todo mal, a nivel de club y a nivel personal. En ese momento lo mejor era que me fuera. Así lo vio la gente de del Oviedo. Estuve muy mal porque fueron unos momentos difíciles para mí, pero por suerte me abrieron las puertas del Leganés. Ese mismo año ascendimos y por eso siempre digo que no hay mal que por bien no venga porque en ese momento estaba hundido. Salir del Oviedo, en un lugar en el que me sentía tan bien...Y salí por donde salí, por la puerta de atrás. La gente me dijo de todo, aunque era una cosa que yo no había buscado.

-¿Le decepcionó alguien del Oviedo en aquella situación?

-El entrenador (José Carlos Granero) no se portó bien conmigo. Dijo durante aquellos días cosas que me habían dejado tranquilo y luego actuó de manera totalmente diferente. Fue lo que más me chocó, porque después era una situación muy complicada. Yo entendí la situación del club y pensé: "Es una putada para ellos". Pero yo también lo pasé muy mal y en mi lugar nadie se puso. Decidí salir porque me lo pidieron, pero lo que más me chocó de todo fue la forma de actuar y las cosas que dijo fue el entrenador.

-¿Y Carmelo del Pozo le decepcionó?

-No, no me decepcionó. Actuó como debía. Había un problema y había que solucionarlo. Yo no me daba cuenta de lo que estaba haciendo. Si me llega a pasar ahora, no actuaría igual, pero lo vi desde el punto de vista profesional, como lo tiene que hacer Carmelo o cualquier persona.

-¿Por qué no hubiese actuado igual?

-Porque hubiese esperado un poco más, hubiese hablado las cosas de otra forma y hubiese salido a la prensa a decir las cosas que pasaban, cosas que yo no dije. Salió a hablar el entrenador y yo no salí porque pensé que no era lo idóneo y que lo mejor era olvidarlo. Hay cosas que cambiaría, pero la decisión en sí está bien.

-¿Se arrepiente de algún acto suyo que crea que pudo dar pie a que se malinterpretara la situación?

-No, no, no. La situación está clara. Hubo una oferta de un club que no existía, de una persona que no era representante y ya está. A partir de eso, no hay que sacar nada de contexto. Pasó, tomé la decisión que tomé en ese momento y ya está. Me vine para acá, el Oviedo siguió curso.

-¿Qué recibimiento espera de la afición azul en el partido de esta tarde?

-No lo sé. Por mi parte tengo muy buen recuerdo de la gente. Sé en la situación que me fui, no fue la idónea, pero yo tengo muy buen recuerdo. No sé en qué situación me verá cada uno. Me han llegado mensajes buenos y mensajes malos y nunca sabes cómo te va a recibir la gente y si es algo que a la gente le importa. Eso ya depende del aficionado.

-¿Qué le diría al aficionado para que comprendiese su postura?

-Ya me expliqué mucho sobre el tema y el aficionado tendrá que tomar su decisión. Fue algo que pasó, que yo tomé como algo positivo hasta que explotó algo malo, pero nada más. !Qué le vamos a hacer! El aficionado le quedará leer el periódico y en función de lo que tenga él en la cabeza dirá pero yo estoy agradecido a toda la gente que iba y me daba cariño todos los fines de semana que yo jugaba en el Tartiere. Con eso me quedo.

-Entonces estará feliz. Usted y el Oviedo se vuelven a encontrar, pero en Segunda.

-Sí, muy feliz por lo que me toca a mí (el primer año vivir un ascenso y ahora estar jugando en Segunda es algo inigualable) y me pone muy feliz que el Oviedo también esté donde está porque es un club que se lo merece por la gente que mueve. Tiene una masa social increíble y mucha gente que yo veía que sufría detrás de la grada. Que le den un poco de alegría a esa gente a mí me cae genial.

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