Se presentaba el Real Oviedo en Lugo con muchas bajas, no solo en su plantilla sino también en el número de aficionados que acompañaron al equipo hasta tierras lucenses debido a los problemas en la gestión de entradas con la directiva local.

Si estas bajas podían dar lugar a alguna duda sobre el rendimiento del equipo, pronto quedaron disipadas. El Oviedo se plantó en el Anxo Carro con una mentalidad netamente ofensiva. Presión en campo contrario y búsqueda de los tres puntos.

Este buen hacer se vio rápidamente recompensado en el marcador.

En el minuto tres, Borja Valle se aprovechó de un error en la salida de balón de los locales tras presión para robar, encarar al portero y marcar el primer tanto.

Sin tiempo a reaccionar, cinco minutos después, fue Toché el que marcó el segundo tras un gran centro de Johannesson que había corrido la banda tras un gran pase desde la banda contraria.

Si los azules pensaban que el partido estaba resuelto, estaban muy equivocados. El CD Lugo demostró que es un gran equipo, sobre todo en faceta ofensiva. Se lanzaron al ataque lo que unido a un cierto conformismo de los asturianos, que retrasaron su posición y su presión en el campo, hicieron posible que poco a poco los lucenses se fueran haciendo con el mando del partido.

Comenzaron a llegar las ocasiones locales. Esteban se mostraba inexpugnable y detuvo con dos magistrales intervenciones el intento de reacción de los de Milla.

El técnico local buscó revolucionar el partido con la entrada del espigado Pablo Caballero y a fe que lo consiguió. Y no únicamente por su presencia sino porque modificó la estructura de sus jugadores de banda que a partir de entonces y hasta el final del descuento del partido fueron una pesadilla para la zaga azul, sobre todo un Ferreiro inspiradísimo en la tarde de hoy.

El Oviedo parecía pedir el descanso a gritos para recomponerse pero Carlos Hernández en el 38 al rematar de cabeza un córner, previo empujón a Bautista, y Pereira en el 44 nivelaron el marcador de un partido que parecía encarrilado.

Egea intentó arreglar su problema en las bandas colocando en la derecha a Koné y a Valle por el centro pero los lucenses seguían llegando con peligro por ellas. Introdujo posteriormente a Hervías, Font y Bedia pero a pesar de que hubo fases de esta segunda mitad en la que el Oviedo recuperó la posesión, apenas creó peligro ante la meta de José Juan que sí tuvo que lucirse ante un disparo lejano de Susaeta.

El final del partido fue de acoso de los locales ante un Real Oviedo que tiró de casta y orgullo para defender un punto de gran importancia para seguir sumando ante rivales directos.

El trabajo de todo el equipo tuvo su premio con el pitido final. Mención aparte merece la gran labor de Dani Bautista, gran novedad en la alineación, que tuvo que jugar como central en una posición que no es la suya y que fue un baluarte defensivo dado el gran trabajo que realizó el Lugo en ataque.

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Empate final agridulce. Por una parte queda la sensación de haber malgastado una ventaja de dos tantos pero por la otra está la suma de un nuevo punto ante un gran equipo que tuvo ocasiones más que de sobra para llevarse la victoria, como es el Lugo, pero que los azules impidieron merced a un gran trabajo grupal.

El Real Oviedo aumenta a siete su racha de partidos sin perder y afronta la próxima semana su partido frente al Deportivo Alavés, claro líder de la categoría. Sábado a las 20:15h en el Carlos Tartiere.