El boicot al Lugo por la polémica de las entradas se llevó a cabo hasta las últimas consecuencias y la ciudad gallega se quedó sin experimentar el desembarco azul. Al final, fueron cerca de 250 aficionados del Oviedo los que estuvieron presentes en el Anxo Carro, muy lejos de los 3.000 que se esperaban a comienzos de la semana pasada, cuando empezó la polémica por las localidades enviadas desde Lugo.

En cambio, en Asturias fueron muchos los puntos donde se congregaron los aficionados azules para seguir el encuentro ante el Lugo. Y es que el buen ambiente que se preveía en Lugo tuvo lugar en las sedes de las peñas azules, muchas de ellas llenas hasta arriba de oviedistas ataviados con bufandas y camisetas. Un guiño también para la hostelería local.

La polémica comenzó con las 870 entradas que en un primer momento ofreció el club gallego y el precio de las mismas (la mitad de ellas, a 40 euros). Las dos cosas despertaron el malestar en la afición que fue apoyado después por la directiva del Oviedo. El consejo de administración acudió en pleno al encuentro, pero sin ocupar su puesto en el palco. Jorge Menéndez Vallina, Manuel Paredes y Fernando Corral siguieron el choque desde la grada, acompañados de Joaquín del Olmo, asesor de Carso en el club.

Algunos aficionados asturianos se encontraron con un problema añadido al llegar al estadio gallego. El Lugo, como había anunciado con anterioridad, no vendía entradas en el campo el día de partido. Para hacerse con las localidades se debían comprar a través de una transferencia y recoger las mismas en las taquillas, pero no era posible adquirirlas allí. Algunos seguidores se encontraron al llegar al estadio con la imposibilidad de comprar las entradas y no pudieron acceder al Anxo Carro.

El partido contó con una amplia presencia policial ya que el partido fue declarado de alto riesgo a solicitud del propio Lugo. Pero no se registró ningún tipo de incidente entre aficionados de las dos entidades.