El partido fue una montaña rusa de emociones, por eso resulta tan difícil su lectura. Puntuar fuera de casa siempre suena a resultado positivo, pero la posible alegría se chafa cuando ves que una ventaja de dos goles se dilapida en una etapa de confusión. El empate tiene dos lecturas: el equipo mantiene la racha pero pierde la oportunidad de sumar de tres en tres. Borja Valle resume perfectamente el sentir oviedista en pocas palabras. "Te queda por una parte un sabor amargo porque vas ganando 0-2 en diez minutos y no logras mantener el resultado. Pero analizando fríamente, sumar siempre es bueno. Viendo el partido, cómo apretó el Lugo y que casi se llevan el partido, se ve que es un buen trabajo en un campo complicado", señala el berciano.

El Oviedo más ambicioso se vio de inicio, en una versión reducida a 10 minutos frenéticos. Se vio al equipo que detecta los errores y sabe hacer daño. Un equipo afilado, con espacios suficientes para correr. El 0-1 es una muestra perfecta de la presión bien hecha. David López se equivoca en la circulación , es cierto, pero Borja Valle está en el lugar adecuado para controlar y definir. El 0-2 fue algo así como un manual de cómo montar una contra en pocos toques. Erice abrió a la derecha y Johannesson aprovechó la autopista, cortesía del Lugo, por delante. Condujo, valoró las posibilidades y la puso al área, territorio de cazagoles. Allí dónde suele aparecer Toché, atento, para embocar el segundo. Fueron solo 10 minutos pero sirvieron para mostrar la mejor cara del Oviedo.

Tras el arreón inicial, el guión cambió. El Oviedo se echó hacia atrás, empujado por el Lugo y consciente de que podía aprovecharse a la contra. Las decisiones de Milla también tuvieron que ver, según lo ven los protagonistas. "Con las decisiones desde el banquillo plantearon otro fútbol. Metieron a Caballero en el campo y le dieron otro aire al equipo", señala Borja Valle, que extiende su análisis: "Lograron quitarnos el balón y el Oviedo es un equipo que está hecho para tener la pelota. Por desgracia, hay días en los que no podemos hacernos con la posesión. Lugo fue uno de esos días". Toché coincide en el análisis: "Fue una pena porque teníamos el partido controlado. Sabíamos que con el 0-2 deberíamos haber mantenido el resultado".

El punto en común en los participantes en el partido es la superioridad del Lugo en la segunda mitad. Especialmente marcada en los minutos finales, cuando los de Milla se lanzaron a por el partido mientras el Oviedo defendía su renta. "Hablamos de que en la segunda parte debíamos marcar, salimos al campo con esa intención. En realidad hubo ocasiones para los dos equipos pero es verdad que el Lugo fue superior en la segunda parte y pasamos problemas para mantener el resultado", reconoce Toché.

Esos problemas por los que atravesó el equipo son los que permiten que el 2-2 se vea con cierto alivio. "En Ángel Carro es un campo difícil, no es sencillo ganar allí. Para nosotros es importante no perder, mantener la buena dinámica y demostrar que siempre damos la cara", dice Toché. La racha se refiere a los siete partidos sin perder de los azules. La última derrota fue en Córdoba (2-1), el 29 de noviembre. Desde entonces, los de Egea acumulan cuatro victorias (2-1 al Llagostera, 1-2 al Mirandés, 1-0 al Almería y 1-0 al Zaragoza) y tres empates (1-1 en Leganés, 0-0 en Pamplona y 2-2 en Lugo). "Sumar punto a punto muchas veces te ayuda a estar arriba. Por eso le damos el visto bueno al empate", señala Valle.

Las victorias de Osasuna (3-0 al Llagostera) y Leganés (2-1 al Almería) relegan a los azules del tercer al quinto puesto. Pero hay una visión más optimista. Los de Egea están un punto más cerca, dos, del ascenso directo. La derrota ayer del Córdoba en Valladolid (2-0) deja el segundo puesto a tiro. La siguiente prueba es de nivel: el Alavés, el líder, visita el Tartiere.