Desde que Egea se hiciera cargo de la nave azul en el verano de 2015, la filosofía del Oviedo había sido clara: se puede caer pero siempre hay que levantarse. Había sido el lema proclamado por la plantilla tras cada derrota y siempre había sido acompañado de los resultados. Hasta ayer. El duro correctivo que el Valladolid infringió a los azules no solo tiene efectos en la clasificación; también suponen la primera ocasión en la que el Oviedo de Sergio Egea pierde dos encuentros seguidos.

La derrota en Mallorca de la semana pasada (1-0), que puso fin a una racha de 12 partidos seguidos sin perder, había sido digerida por la plantilla como una oportunidad para empezar una nueva dinámica vencedora. Pero el Valladolid de Portugal no estuvo por la labor de facilitar las cosas a los azules.

La derrota supone un duro golpe a las aspiraciones azules de luchar por los dos primeros puestos de la tabla. El Oviedo mantiene momentáneamente el tercer puesto en la clasificación pero hoy podría perder ese privilegio. Córdoba y Nàstic adelantarían a los de Egea si ganan en sus duelos ante Lugo y Ponferradina (a los andaluces les vale también con el empate). El Zaragoza, que se sitúa a un punto de los azules, fue el gran beneficiado ayer.

El regreso de Linares. La buena noticia de la noche fue la vuelta de Miguel Linares a los terrenos de juego. El aragonés no participaba con la camiseta azul desde diciembre de 2015. Su último encuentro fue ante el Llagostera (victoria carbayona 2-1) antes de empezar a padecer una fascitis que le ha mantenido al margen del grupo durante tres meses. El aragonés entró al terreno de juego cuando quedaban 15 minutos en sustitución de Toché en busca de la remontada en el marcador.