Unai Emery daba sus últimos coletazos como futbolista en el Lorca cuando una complicada lesión de rodilla parecía acelerar el proceso hacia la retirada. Tenía 33 años cuando el equipo murciano despidió a Quique Yagüe, el entrenador. Emery, inquieto por los entresijos del fútbol y con alma de técnico, mantenía una relación cordial con el director deportivo, Pedro Reverte. Él fue quien le ofreció el banquillo del Lorca. Así, sin periodos de adaptación, se mudó del césped al banquillo. Sus compañeros pasaron a ser sus pupilos. Cambien a Unai Emery por David Generelo y encontrarán un sinfín de paralelismos en el inicio ambas historias. La del entrenador del Sevilla se desarrolla con éxito en la actualidad; la del oviedista aún lucha por abrirse camino entre los vaivenes de los últimos días.

"Se notaba que David era un proyecto de entrenador, aunque quizás el cambio ha sido más rápido de lo que él pensaba". Néstor Susaeta es uno de los que ha compartido vestuario con Generelo en el último año y medio. La definición del vasco coincide con la de todos los compañeros con los que ha jugado en su carrera. "Es una persona peculiar en el fútbol", matiza Susaeta. Se refiere a la especial visión que Generelo tenía del trabajo en grupo en los últimos tiempos de su carrera. "Se le percibían maneras de entrenador, veía el fútbol desde otro prisma. Siempre estaba intentando corregir cosas, apoyaba a los más débiles?", relata Susaeta.

El día de la despedida como futbolista del extremeño, Carmelo del Pozo, su valedor en el cargo, puso el ejemplo de su especial relación con Frank Omgba, quien la temporada pasada le adelantó en determinados momentos en la carrera por la titularidad aprovechando los problemas físicos de Generelo. A pesar de la rivalidad por el puesto, el pacense fue uno de los mejores consejeros del camerunés en el vestuario.

De Generelo se valora por encima de todo un factor: su amplio conocimiento de la plantilla y de la categoría. "Sabe lo que podemos dar cada uno de nosotros, conoce el 100% del vestuario", asegura Borja Valle. "Nos está ayudando desde el primer día y tiene la confianza del vestuario. A mí me parece una apuesta acertada", añade el berciano.

Las dudas llegan cuando se señala a la experiencia. Generelo se estrenó como técnico en Santo Domingo el pasado sábado. Ni siquiera tiene el currículo encuentros en las categorías inferiores. Una apuesta arriesgada. Otra fuente de inquietud es la que señala a la relación que tiene con los que ahora son sus futbolistas. El salto de compañero a jefe no debe de resultar sencillo. A Luis Aragonés le sucedió algo similar y decidió poner una barrera invisible desde el principio: desde que fue nombrado entrenador, empezó a tratar a los futbolistas, horas antes compañeros y amigos, de usted.

Al técnico azul no le ha sido necesario dar ese paso, al menos en teoría, para ganarse el respeto del vestuario. "Estamos a muerte con Generelo", pronunció el sábado Verdés cuando aún no se sabía si el técnico seguiría en el cargo. "Era nuestro amigo y ahora es nuestro entrenador. Ya no hay amigos ni nada por el estilo. Es el técnico y debemos ayudarle en todo lo posible", indica Susaeta.

Sobre sus métodos, poco se ha visto hasta ahora: un solo entrenamiento con puertas abiertas. La imagen en Alcorcón no fue la mejor pero parece precipitado un análisis en esas condiciones. Sus pupilos son los únicos que deslizan algunas pistas. "Nos exige rigor, que las líneas estén juntas y presionar más arriba. Con el balón debemos tener el mismo descaro y personalidad que hasta ahora pero hay que saber dónde cometer los riesgos y dónde no", revela Susaeta. "Hay pinceladas de todo tipo. Por ejemplo, estamos cambiando la estrategia, modificando cosas que se consideraba que no hacíamos bien", añade. Y culmina: "Generelo quiere sobre todo intensidad. Después de la pérdida debemos apretar todos, ir juntos", añade.