Dicen los que mantiene un trato más cercano con Arturo Elías, que lo que más destaca en él es su optimismo. Es de los de la botella medio llena. "Cada crisis puede convertirse en una oportunidad", dice que aprendió como lema inquebrantable de Carlos Slim, su suegro y modelo a seguir. Por eso, se esperaba con impaciencia su lectura de una situación algo sombría. Ya había ofrecido su primer análisis, periscope mediante, pero entonces las cosas estaban aún calientes. Ayer, con todos los sentidos puestos en Oviedo, Elías mostró su opinión sobre lo sucedido en los últimos 10 días. "Si no estamos unidos, no lograremos el ascenso", repitió en un par de ocasiones. El mensaje de unidad y de confianza en el trabajo de Generelo, seguirá como entrenador hasta junio, fueron los dos puntos fuertes de su discurso.

Elías atendió a los medios después de una completa labor informativa que se inició el miércoles, nada más poner pie en la capital de Asturias. Desde el hotel de La Reconquista hizo su primer movimiento. Se vio con Joaquín del Olmo, asesor de Carso, y Jorge Menéndez Vallina, presidente, y pidió una entrevista con David Generelo, el entrenador teóricamente interino. La reunión resultó tan satisfactoria que Elías decidió que el extremeño es el adecuado para dirigir la nave. "Junto al presidente y Del Olmo hemos decidido darle una oportunidad a Generelo. Le he visto maduro, convencido y serio. Y la plantilla está al cien por ciento con él. Hablamos de los riesgos que pueden darse, tanto para él como para el club, si no hay resultados rápido. Y aceptó el reto con firmeza", explicó el mexicano. "Entrenará hasta el final de temporada y si se logra el objetivo será el técnico en Primera. Siempre que se den los resultados?", añadió Elías, con el necesario asterisco final, el de los resultados, aplicable a cualquier decisión futbolística.

Convencido tras la charla con Generelo, Elías se desplazó a las 12.00 horas de ayer a El Requexón. Allí tuvo un encuentro con los jugadores, con el "vestidor" en sus palabras. Fue una charla "fuerte", en la que se dijeron las cosas "claras". De esta reunión, también salió satisfecho. "He visto a los jugadores más unidos que nunca, con el ánimo en el cielo y el convencimiento de lograr el objetivo. No los veía así desde el ascenso en Cádiz. Me quedo muy tranquilo", reveló. También tuvo palabras para Egea, un "amigo": "Estamos eternamente agradecidos por lo que hizo. Me sorprendió su renuncia pero menos de lo que la gente cree. La presión en Segunda es muy fuerte, sobre todo cuando tienes la posibilidad de subir a Primera. Yo creo que no aguantó la presión".

Quedaba, al menos por parte del mexicano, zanjado el asunto Egea. Agradecimientos al entrenador, matices a la primera lectura de su salida, confianza en los futbolistas y un mensaje nítido: mirar al futuro. El resto de sus palabras fue encaminado a los seguidores. "A la afición les estoy agradecido, para mí es la mejor del mundo", defendió; "Me gustaría decirles que estén tranquilos, que las cosas saldrán bien. El plan era consolidarnos y está casi logrado. Sigue habiendo fantasmas del pasado pero este club tiene estabilidad financiera, administrativa y deportiva". Y continuó su razonamiento: "También les pido memoria, que se acuerden dónde estábamos. Quedan 36 puntos y si no estamos unidos no lograremos el ascenso".

Porque la meta no admite dudas. "Lo primero que le dije a la plantilla es que el objetivo es el ascenso y lo tienen más claro que nunca. Yo no entiendo el fútbol sin presión. Estoy convencido de que vamos a subir. ¿Cuándo? Ojalá sea esta temporada, pero si no lo hacemos ésta, lo lograremos en las siguientes. El objetivo es ascender pero no sería un fracaso acabar quintos o sextos".