El Oviedo celebró con goles su 90.º aniversario. Lo hizo en un partido muy cómodo ante un rival que nunca le inquietó y que además dio muchas facilidades defensivas. Los tres goles pudieron ser más de haber tenido más acierto en el remate en un partido en el que sobresalieron Susaeta, que dio las tres asistencias, y Toché, autor de dos de los tres goles azules.

La victoria sirve de bálsamo después de tres derrotas consecutivas para seguir manteniendo las opciones de estar en la zona alta de la clasificación y además vale para calmar los ánimos de una afición que sigue al lado del equipo, pero que demostró que no olvida todo lo que sucedió con la marcha de Sergio Egea.

Generelo sorprendió al dar entrada en el once titular a Miño y a Fernández, en especial la del lateral, que desde el inicio del partido se convirtió en objeto de las críticas de los aficionados.

La primera mitad fue un monólogo del Oviedo. Los azules apenas tuvieron oposición ante uno de los equipos más flojos que pasaron esta temporada por el Tartiere. Los locales comenzaron con intensidad buscando encarrilar rápido el partido y ya en los primeros cuatro minutos generaron dos claras situaciones de peligro ante la portería de Dinu, la primera de ellas en el minuto 2, con un disparo de Susaeta que se estrelló en el larguero y la segunda con un remate de Toché que desvió bien el portero berciano.

El Oviedo tenía el balón y el control del juego, pero su circulación era demasiado lenta para sorprender a un rival que defendía con todos sus jugadores por detrás del balón. El Oviedo no tenía prisa para buscar los espacios y lo consiguió en una jugada muy bien trenzada. La inició Koné con un pase a Borja Valle, que se hizo con el balón en el área, y su centro al segundo palo lo controló Susaeta, que cedió a Toché para batir a Dinu.

El gol apenas cambió el guión del partido. La Ponferradina no reaccionó y el Oviedo estaba cómodo en su papel. Circulaba el balón con tranquilidad, sin que nadie le presionara e intentaba elegir la mejor opción ofensiva ante un rival que, además de dar muchas facilidades defensivas, cuando tenía el balón lo perdía con demasiada facilidad y era incapaz de enlazar tres pases seguidos.

Los locales aumentaron su ventaja en el marcador con otra asistencia de Susaeta, esta vez en el lanzamiento de un saque de esquina que David Fernández, anticipándose a la defensa, remató a la red para poner ya una clara diferencia en el partido.

La Ponferradina en este primer tiempo apenas existió, prueba de ello es que los bercianos no dispararon ni una vez entre los tres palos y ni siquiera se acercaron con peligro a la portería ayer defendida por Miño. En la segunda mitad, el técnico de la Ponferradina, Fabri, intentó cambiar la cara de su equipo con la entrada de Jebor y de Jonathan, pero apenas aportaron nada. El Oviedo con su cómoda ventaja en el marcador apostó por asegurar la posesión. Jugó sin prisas y además pronto generó las primeras ocasiones claras, en especial dos disparos de Koné, el primero de ellos tras otra jugada muy bien elaborada entre Michel, Susaeta y Toché.

La Ponferradina seguía sin aparecer por el Tartiere. A los bercianos les costaba robarle el balón a los azules y además, en las pocas ocasiones que lo conseguían, eran incapaces de manejarlo con criterio para generar situaciones de peligro. La primera que dispuso fue, en el minuto 62, un lanzamiento de falta directa de Acorán desde la frontal del área que salió desviado por encima del larguero.

El Oviedo cerró el partido con la tercera asistencia de Susaeta y el segundo gol de Toché, que remató de manera impecable en el segundo palo un centro del centrocampista vasco.