90 años de existencia en los que las sonrisas y las lágrimas se han mezclado dependiendo del momento, pero con la sensación de que el sentimiento sigue muy vivo. El Oviedo celebró su 90º aniversario mostrando una salud de hierro. A pesar de haber sufrido un par de operaciones a corazón abierto (las crisis de 2003 y 2012) el oviedismo es un anciano con energía a raudales y las mejores perspectivas para el futuro. Ayer volvió a quedar demostrado.

El buen tiempo fue la nota predominante durante las primeras horas de la celebración. A partir de las 12.00 horas los más madrugadores empezaron a llegar al aparcamiento exterior del Carlos Tartiere, lugar desde el cual se iban a concentrar los festejos. La carpa estaba levantada para dar cabida a miles de seguidores y allí se podría comprar comida y bebida.

La primera parte de la celebración estuvo dirigida a los peñistas. Tras el éxito de la iniciativa creada la campaña pasada, este año se vivió la segunda edición de la jornada de peñas, en la que las distintas asociaciones se dieron cita en la carpa para comer en un acto de hermanamiento. Como es norma en los últimos años también hubo presencia de seguidores extranjeros.

A pesar de que en la tarde el tiempo cambió y la lluvia hizo acto de presencia, la asistencia de aficionados fue aumentando a medida que se acercaba el encuentro. Uno de los puntos centrales del día fue la plantación de un árbol en el "bosque oviedista", el número 90. Cada año, la asociación Espíritu 2003 se encarga de la celebración de este acto en el jardín cercano al estadio municipal. En esta ocasión el colectivo designado para plantar el árbol fue "los 155 de Cádiz", en representación de los seguidores azules que no pudieron acceder al partido de vuelta de promoción en el Carranza. En representación de los aficionados, los designados para encabezar el acto fueron Blanca y Balta Barbón, padres del malogrado Armando Barbón.

Una de las novedades este año fue el nombramiento del trofeo "Herrerita", galardón entregado por las peñas a una persona o institución por su labor a favor de la entidad carbayona, que tradicionalmente se entregaba en diciembre y que ahora se ha hecho en plena fiesta de aniversario. El vencedor en esta ocasión fue Manuel Lafuente, expresidente azul entre 2002 y 2005, que se impuso a los otros finalistas: los 155 de Cádiz, Esteban, Sergio Egea y la candidatura conjunta de Diego Cervero y David Fernández.

Desde su llegada a la carpa, en torno a las 17.45 horas, Arturo Elías se convirtió en el principal reclamo de la fiesta. No es la primera vez que el yerno de Slim se integra en el ambiente oviedista. Como en anteriores ocasiones, el mexicano, acompañado del presidente Jorge Menéndez Vallina, dialogó con los seguidores azules y se hizo fotos con ellos.

La fiesta se fue apagando en torno a las 20.00 horas. Tocaba partido. Olvidar la mala racha se antojaba esencial para las aspiraciones azules de ascenso, la meta marcada por Carso. Pero en el choque también hubo un último guiño al 90.º aniversario. Los de Generelo disputaron el choque con la camiseta negra conmemorativa que su marca había elaborado para la ocasión. El tifo desde el fondo norte elaborado por Symmachiarii puso el cierre a las celebraciones. El protagonismo, después de una jornada de optimismo azul, volvía a posarse sobre el césped. Y aunque los futbolistas fueron recibidos con silbidos (la crítica fue especialmente dura con Fernández), las cosas funcionaron perfectamente.

Después del 3-0 quedaba un último guiño. Antes de finalizar el choque se solicitó a los aficionados que se quedaran en sus asientos para la sorpresa final: unos globos conmemorativos del aniversario. Fue una jornada que empezó con fiesta y que terminó con la alegría sobre el terreno de juego.