Echar la vista atrás a los años 40 obliga a acordarse de Herrerita. El gijonés, hijo de un carpintero y menor de 8 hermanos, llegó procedente del Sporting a cambio de 30.000 pesetas, desembolso millonario. Tras despuntar con 20 años es cedido al Barcelona mientras el Oviedo reconstruye su estadio. Regresa en 1940 para ser el rey de la década. Su anécdota más recordada sucede en San Mamés. El Athletic gana 2-0 y Herrerita se dirige al banquillo. "¡O atacamos o me voy a la caseta!", le espetó al entrenador Meana, que cedió a sus deseos. El Oviedo ganó 2-4 aquella tarde.