Jonathan Vila es esta temporada un futbolista nómada. Ha estado moviéndose continuamente entre el centro de la zaga y la zona de pivotes. Ante el Nàstic, el gallego se encargó de las labores de construcción y contención en el centro, pero las circunstancias pueden llevarle de nuevo a la defensa. Verdés está sancionado y David Fernández lesionado y él asume su rol con tranquilidad. "Aquí se trata de aportar", dice, "ya sea en la defensa, en el medio o cuando me toque estar fuera".

Vila quiere predicar con el ejemplo. El Oviedo ha llegado a la fase decisiva de la temporada con las opciones de ascenso al alza. Son cuatro los puntos de desventaja con los dos primeros, los puestos que dan acceso al privilegio de ascender directamente. Si no se logra, aún queda el camino largo, el del play-off. En todo caso, con ocho partidos por disputar el rendimiento en casa se antoja decisivo: cinco de esos encuentros se disputan en el Tartiere. "No se nos pueden escapar puntos en casa, debemos ser fuertes. Tenemos que estar todos a una, quedan solo ocho partidos y ahora no pueden entrar dudas. Sabemos lo que nos estamos jugando. Que la gente no dude que nosotros nos dejaremos todo en el campo. Necesitamos su ayuda para el tramo final", explica.

Para Vila, la situación en la que se ve metido el equipo parece idónea para hacer el último esfuerzo. "Hay que aprovechar porque nunca se sabe. Igual bajan tres equipos potentes y otros de segunda hacen buenos proyectos y se pone más complicado. Es el momento de unir fuerzas. Si al principio de temporada me dicen que vamos a estar arriba, como estamos ahora. lo hubiera firmado seguro. Estamos donde queríamos, y el éxito está en nuestras manos. Tenemos que ir a muerte en lo que queda", corona.