La intención última es la de buscar la reacción, una chispa que vuelve a encender la llama. El Oviedo despidió ayer a Carmelo del Pozo, director deportivo azul en las tres últimas temporadas, en una postura tomada desde México y que obedece a criterios futbolísticos y anímicos. Los primeros apuntan a que el Oviedo ha perdido fuelle en las últimas semanas, los resultados empiezan a dar la espalda y Del Pozo es uno de los responsables de la parcela deportiva. Las razones anímicas radican en la necesidad de recuperar el clima de tranquilidad que desde hace semanas ha desaparecido. Justo desde la salida de Sergio Egea. Del Pozo se despidió ayer de los trabajadores del Oviedo después de que el club le comunicara por la mañana su despido. Desde el club se anuncia que el despido responde a la necesidad de "cambiar de rumbo en la dirección deportiva".

La salida de Egea, hace ya mes y medio, logró remover los cimientos del Oviedo y sumir a la entidad en una situación de continua inestabilidad. La afición decidió desde el primer momento apoyar sin fisuras al técnico y dar la espalda a la plantilla y rectores. A pesar de los intentos de Arturo Elías por recuperar la tranquilidad, solo los resultados lograrían tener efectos y estos no han llegado. El equipo parece tocado y la afición desencantada con los suyos así que desde México se ha entendido que se debían tomar cartas en el asunto.

Es Arturo Elías el que decide el despido de Carmelo del Pozo y se lo comunicó a Menéndez Vallina, el presidente, y Joaquín del Olmo, asesor de Carso. La intención desde hace semanas de las partes era que el director deportivo acabaría la temporada y sería en junio cuando tomara otro rumbo, pero desde México se ha optado por un cambio inmediato.

Arturo Elías, hombre fuerte de Carso en el club azul, es el que toma la decisión. Como todas las de calado. Los malos resultados se unen al distanciamiento entre grada y equipo y desde México se considera a Del Pozo un obstáculo para la unión. En realidad, el segoviano nunca ha sido uno de los favoritos de Carso. De hecho, entró en el equipo en la campaña 2012-13, con Granero como entrenador y Toni Fidalgo de presidente.

La destitución de Granero en febrero de 2014 fue una de las primeras decisiones de calado de Joaquín del Olmo en el Oviedo. Su salida parecía provocar la marcha de Del Pozo, su hombre de confianza, pero el asesor ofreció al segoviano su continuidad. Carmelo del Pozo fue poco a poco escalando en el organigrama del club. Llegó como preparador físico para convertirse después en director deportivo, con mando en la configuración de la plantilla, aunque siempre bajo la supervisión de Del Olmo. Pero Arturo Elías nunca vio claro su rol. Basta un ejemplo, en ninguna de sus frecuentes intervenciones públicas, el yerno de Slim hizo referencia al segoviano.

Que la dirección deportiva y Carso seguían caminos dispares quedó demostrado en varias ocasiones, pero quedó especialmente de manifiesto en la contratación de Sergio Egea. En la búsqueda de un técnico que sucediera a Robles, Del Pozo, en su papel de director deportivo, empezó una serie de reuniones con técnicos que podrían sentarse en el banquillo pero el visto bueno siempre dependió de Carso. Y éste no llegó. Los mexicanos optaron en su momento por Sergio Egea (tras fallar la opción inicialmente elegida del "Profe" Cruz) y los nombres propuestos por Del Pozo (Aira y José Manuel Díaz, principalmente) no se tuvieron en cuenta.

Ahora, la dirección deportiva queda desierta. La intención del Oviedo es la de buscar alguien para el cargo aunque la vacante quedará cubierta por el momento con los trabajadores azules. Joaquín del Olmo y César Martín, responsable de relaciones institucionales, se encargarán de esas labores hasta que se dé con la persona idónea. La configuración de la plantilla de la temporada que viene es el principal foco de interés para la dirección deportiva en estos momentos.