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Nueve décadas azules | El 90.º aniversario

El Oviedo "ascensor" de los 50

Los azules encadenan éxitos y fracasos en la década: bajan de Primera en 1950 y 1954 y suben a la máxima categoría en 1952 y 1958 - Los Marigil, Chus Herrera y Artabe devuelven a los carbayones en la campaña 57-58 a la élite con un triunfo decisivo en Vallecas (0-2)

Una alineación de la temporada 1952-53. De izquierda a derecha, de pie: Durán, Nando, Diestro, Falín, Toni y Pacheco; agachados: Calleja, Sará, Mandi, Argila, Celaya y Durán.

Desde el primer impulso del fútbol en España hasta la década de los 50, el Oviedo disfruta de una honorable fama y una salud de hierro. Aunque el equipo se estrena en Segunda no tarda mucho en alcanzar la máxima categoría, división en la que luce la pegada de cañoneros como Lángara, Echevarría, Herrerita, Emilín, Gallart, Cabido? El inicio es ilusionante, el Oviedo se presenta como alternativa a los grandes y solo le falta un pequeño escalón para que llegue un título, la forma oficial de consagrarse como club referente. Pero la historia del Real Oviedo no se entiende sin periodos de sombra. Los éxitos y los fracasos se han ido alternando hasta darle al club azul la apariencia actual de un club instalado en una montaña rusa de sentimientos.

El primer momento oscuro llega con el descenso a Segunda de la temporada 49-50, el curso en el que súbitamente se rompe la magia. El Oviedo venía de hacer un cuarto puesto la campaña anterior gracias a las postreras genialidades de un veterano Herrerita. Pero al año siguiente todo sale en contra. Emilín se había ido al Sporting y una complicada lesión había dejado a Herrerita al borde de la retirada. Los fichajes de los argentinos Salaberry y Martino y de Sará no mejoraron el panorama. En 26 partidos, el Oviedo colecciona 15 derrotas y 7 empates y tan solo 4 triunfos. Es último en la tabla y debe jugarse la permanencia ante el Murcia, contra el que pierde 2-0. De esta manera, en 1950 el Oviedo vive su primer descenso de categoría.

El objetivo para la 50-51 no puede ser otro que no sea el ascenso. Lo exige la tradición de un club que hace un par de años se codeaba con los grandes. El equipo se renueva aunque siguen algunos clásicos como Argila, Falín o Echevarría. La adaptación no es sencilla. Segunda es muy complicada y se puede comprobar desde el principio: empate a cero en Logroño y derrota 0-1 ante el Huesca, que venía de Tercera. La estocada se produce con el Sporting como protagonista: 0-3 en Buenavista y 3-0 en Gijón. Los azules acaban sextos y el equipo rojiblanco se impone en la Liga y asciende. Toca reconstruir el equipo.

Llega como entrenador Luis Urquiri Urain, en la 51-52, con renovados deseos de ascenso. Esta vez el asunto funciona desde el principio. Sobresale Miguel, cedido por el Atlético, y el acertado Sará, 13 tantos. El equipo queda campeón con la fórmula infalible de los años 40: convertir Buenavista en un estadio inexpugnable. Se disputan16 encuentros en toda la temporada y los azules ganan 13 y empatan 3. El Oviedo regresa a Primera División con ánimos renovados.

La adaptación de la 52-53 es aceptable. El equipo pierde a Miguel y Callejo, que regresan al Atlético de Madrid tras sendas cesiones. Precisamente, los colchoneros aplastan con un 5-1 a los azules pero el panorama no es tan desolador como parece. En la segunda jornada el Oviedo recibe al Barcelona de Kubala, le derrota 2-1 gracias a los tantos de Falín y Basabe y construye la base de una temporada plácida, con el equipo en el noveno puesto.

La suerte se trunca en la campaña 53-54 con un nuevo descenso. Los 31 goles en 30 partidos parecen un saldo ofensivo insuficiente para mantener la categoría. El Sporting también baja. Las campañas 54-55, 55-56 y 56-57 son un quiero y no puedo. El ascenso se acaba truncando en cada intento. Dos veces caen los carbayones en la liguilla de ascenso (quedan terceros de seis equipos) y en la última intentona acaban cuartos.

La 57-58 pinta diferente desde el principio. Llegan futbolistas importantes, como Julio Marigil, Alarcón, Massey, Artabe y Sánchez. Todo funciona y el equipo logra el ascenso en un competido sprint final con el Sabadell. La victoria en Vallecas (0-2) certifica el éxito. La estrella azul, Chus Herrera, firma por el Madrid tras su espléndida campaña.

El Oviedo cierra la década, en la 58-59, con solidez en Primera, al firmar el puesto 11º. Este primer paso en la élite daría a los azules un importante impulso para firmar una nueva época brillante en la élite del fútbol nacional.

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