No fue una derrota cualquiera. Perder en Palamós (2-0 ante el Llagostera) significó dejarse tres puntos y malograr una oportunidad única de reengancharse a la lucha por el ascenso directo. La victoria del Alavés deja el primer objetivo a seis puntos de distancia por lo que parece más adecuado fijar la meta en entrar en el playoff. En el vestuario algunas voces reconocen el varapalo. "Es una derrota difícil de asimilar porque viajamos con ganas de hacer un buen papel. En la segunda mitad fuimos superiores y tuvimos varias ocasiones pero cuando la pelota no entra, poco se puede hacer", analiza Koné, el futbolista que más dio la cara en la derrota. Para el africano la solución para superar la decepción es sencilla de recitar: "Toca trabajar y preparar otra final, la del sábado. Lo mejor es olvidar el partido ante el Llagostera y centrarnos en lo que queda".