Lángara y sus compañeros fueron los primeros en situar al Oviedo en la élite, allá por los años 30. Se presentaban los azules como alternativa en la élite con una candidatura que solo pudo frenar los ecos de la guerra. En los 40 los azules vivieron su segunda etapa de esplendor, comandados por el genial Herrerita, para sumirse después en una montaña rusa de resultados. Pero Buenavista, ya conocido desde 1958 como Carlos Tartiere, aún aguardaba otra etapa, algo breve, de brillantez. El Oviedo se presentaba en la década de los 60 con las mejores perspectivas en Primera División.

La 59-60 se inicia con poderosos movimientos en los despachos. El Oviedo se refuerza muy bien. Regresa a casa Paquito, tras su cesión al Langreo, y se ficha a Iguarán, Calleja y al portero internacional portugués Carlos Gomes. La incorporación que causó sensación desde el primer día fue la de Sánchez Lage, procedente del Atlanta argentino. Futbolista capaz de cubrir todo el frente de ataque, algunos no dudaron en encontrarle un parecido a Di Stefano a pequeña escala,

El equipo entrenado por Pasarín (relevado al final por Argila) usa la fórmula más repetida en las etapas doradas: convertir su feudo en territorio inexpugnable. Solo el Sevilla (2-3) logra ganar en el Tartiere. En la sexta jornada se derrota al campeón Barcelona por 2-0. El equipo brilla y acaba sexto en la tabla.

El Oviedo cuneta con futbolistas de calidad como para no pasar problemas por mantener la categoría, aunque en las dos temporadas que siguen al sexto puesto los resultados no llegan a cumplir todas las expectativas, En la 60-61 los azules acaban los 13º y se ven abocados a la promoción para mantener la categoría. Ante el rumbo errático, se despide a Argila y se incorpora a Ansola y a un joven cedido por el Madrid de nombre artístico "Luis" y apellido "Aragonés". Sería el primer contacto con Primera del "Sabio de Hortaleza". Se salva la categoría en la promoción ante el Celta: 1-0 en Oviedo, con gol de Luis Aragonés y 0-2 en Vigo: Artabe y Ansola.

En la 61-62, el equipo es 10º pasando menos problemas. Estaban puestas las bases para el último desafío de los azules a los más grandes. La 62-63 será otra de esas campañas para recordar. Y eso que las cosas no empezaron tan bien. El Zaragoza le endosa un duro correctivo en la jornada inaugural, un 5-0 que sirve como advertencia. Y como momento para reaccionar.

Para alcanzar el éxito vuelve a entrar en escena el "factor Tartiere". Los azules son inabordables ante su gente y logran un saldo de 12 victorias, 2 empates (Athlectic y Osasuna) y una derrota (Madrid). El equipo acaba tercero en el que es considerado por muchos el año más exitoso en la historia del club. El Oviedo ya había sido tercero en dos ocasiones en los años 30 pero ahora lo hace en una competición de 16 equipos y mayores presupuestos económicos. Solo superan a los azules el campeón Real Madrid y el subcampeón Atlético de Madrid.

Pero aquella campaña es un caso aislado, una historia sin continuidad. Tras el éxito salen del equipo dos pilares fundamentales: Sánchez Lage y Paquito. El equipo navega en la 63/64 a la deriva en el Tartiere y fuera y solo logra salvar la categoría en la promoción ante el Hércules. El desastre no tardaría en llegar, fue en la 64-65, con el descenso a Segunda: el equipo es penúltimo en la clasificación.

Con el descenso empieza un periodo de oscuridad en la historia azul. Con el tercer puesto demasiado reciente, el peregrinaje de los carbayones en segunda no es sencillo: cuarto en la 65-66 (debut de Tensi), quinto en la 66-67 (última temporada de Toni), sexto en la 67-68 (Enrique Rubio releva a Chuché como presidente), 11º en la 68-69 (solo tres victorias fuera de casa), 7º en la 69-70 (con sequía goleador: 39 goles en 38 partidos). Siempre sin lograr el ansiado logro de regresar a Primera División.