El Oviedo va cuesta abajo y sin frenos. Las malas sensaciones de los últimos partidos se confirmaron ayer ante el Leganés y los azules cayeron derrotados con justicia ante un rival que le superó en todos los aspectos del juego. Los azules apenas tuvieron opciones y la más clara, un lanzamiento de penalti de Susaeta, fue desbaratada con una gran parada por el portero Serantes.

Ahí se acabó un Oviedo que nunca estuvo a gusto en el campo y que fue superado por un Leganés que le anuló y además le superó en juego y ocasiones. Todo ello ante un Tartiere que le apoyó hasta el final, y después despidió a los jugadores entre silbidos, pidiendo la dimisión de Generelo y coreando el nombre de Sergio Egea.

La primera mitad fue del Leganés. El equipo madrileño se asentó mejor en el terreno de juego y además dispuso de las mejores ocasiones ante un Oviedo al que le costó en exceso dar fluidez a su juego. Los azules estuvieron muy espesos en la creación y apenas generaron situaciones de peligro ante la portería de Serantes.

El Leganés, que cambió su esquema habitual para jugar con cinco atrás, metiendo a Timor entre los dos centrales, se defendió con mucho orden y anuló sin apenas esfuerzo los tímidos intentos de los oviedistas, incapaces de mover el balón con criterio y velocidad para tener alguna opción ofensiva. Además, los madrileños, cuando tenían el balón, siempre daban sensación de peligro.

Su primera oportunidad llegó con un disparo de Gabriel, en el minuto 20, que se estrelló en el larguero de la portería de Miño. Y la jugada siguiente, el remate de cabeza de Bustinza salió rozando el poste.

Del Oviedo había pocas noticias. La presión del Leganés le dejaba sin ideas para tener una salida de balón clara y además renunciaba al fútbol directo, con lo que las opciones ofensivas quedaban reducidas a la mínima expresión. Hubo que esperar hasta el minuto 39 para ver la primera ocasión de los azules, en un pase de Hervías sobre Toché, pero el remate del delantero, muy escorado, fue rechazado por Serantes.

El primer acto se cerró con otra ocasión de los madrileños en una internada por la izquierda de Asdrúbal que anuló Bautista con un corte providencial.

La segunda mitad se inició con la misma tónica. El Leganés siguió dominando el juego y además creando situaciones de peligro ante la portería de un Oviedo que seguía a merced de los madrileños en todas las facetas del juego. Albinza avisó con un lanzamiento cruzado y poco después fue Timor el que obligó a Miño a realizar una buena intervención. A pesar del apoyo de las gradas del Tartiere, el Oviedo seguía sin conseguir meterse en el partido ante un rival al que sólo le faltaba tener más acierto en el último pase.

El gol parecía cuestión de tiempo y llegó en el minuto 60, al aprovechar Gabriel un balón suelto en el área, tras una falta sacada por Timor, para adelantar a los madrileños en el marcador.

Generelo decidió arriesgar dando entrada a Michel por Bautista, dejando una defensa de tres jugadores y poco después los azules tuvieron opciones de meterse en el partido al señalar el colegiado penalti en una acción entre Mantovani y Toché, pero el portero Serantes adivinó el lanzamiento de Susaeta enviando el balón a córner.

Ahí se acabaron las pocas esperanzas de los azules ante un Leganés que ya se conformaba con administrar su mínima ventaja. La entrada del canterano Viti al campo a falta de once minutos para el final dio un aliciente a las gradas, ya que los azules lo intentaban con más ganas que acierto. Al final, el Tartiere explotó despidiendo al equipo con silbidos y pidiendo la dimisión de Generelo.