Las vacaciones no suponen una desconexión total para Héctor Font. Sus problemas en el tendón rotuliano al final de año han hecho que el verano se convierta en un periodo de rehabilitación. En una de sus sesiones recibe una llamada de Joaquín del Olmo. La ve una vez terminado el entrenamiento y habla con el director deportivo del Oviedo: le comunica que no va a seguir con el equipo azul. La decisión es esperada por Font, pero no puede evitar sentir pena. Dice adiós a la que ha sido su casa los dos últimos años y al estadio que le ha hecho reencontrarse con el fútbol. Él inaugura el capítulo de despedidas.

-¿Se imaginaba que no seguiría?

-Sabía que estaba difícil. El fútbol es presente y esta temporada no he tenido continuidad. Entre decisiones técnicas y la lesión he disfrutado de pocos minutos.

-¿Cómo se toma la llamada?

-Bien, ha sido cordial. Me llama Joaquín -Del Olmo- me dice que no continuo pero me da las gracias por todo, en el aspecto personal y futbolístico. Yo también le doy las gracias porque en el Oviedo me han tratado genial. He estado muy a gusto.

-¿Qué balance haces de estas dos temporadas?

-Si en julio de 2014, al firmar, me dices que voy a ascender y a asentar al equipo en Segunda sin problemas para mantenernos, hubiera firmado con los ojos cerrados. Después es cierto que la segunda temporada acaba con mal sabor de boca por el tiempo que pasamos en el play-off y cómo se dio el final.

-Quedará como uno de los héroes del ascenso de Cádiz.

-Sí, en esa primera temporada disfruté un montón. Fui titular todo el año y así fue en Cádiz, en el partido más importante. La temporada fue redonda: ganando, con buen fútbol, quedamos los primeros de los 80 de Segunda B? Es una temporada que no olvidaré. He disfrutado mucho de mi paso por el Oviedo.

-¿Con qué momento se queda de esta etapa?

-Con el pitido final del árbitro en el Carranza. Por todo lo que significaba: la adrenalina liberada, la recompensa al esfuerzo, el apoyo de la grada? Encima sucedió en el escenario perfecto y ante un buen rival. Además quedará como anécdota ese saludo al final al árbitro cuando todos mis compañeros se lanzaron a celebrarlo (risas).

-También ha sido coronado como una de la estrellas del DVD que recuerda aquel ascenso por su desparpajo al contar las cosas.

-Sí, después de salir el documental mucha gente me paraba por la calle, me daba la enhorabuena por mi actuación, que había sido muy natural. Se trataba de pasárselo bien.

-También su fútbol consiste en pasárselo bien, ¿no?

-Así lo entiendo yo. La gente quiere desconectar durante un par de horas y entretenerse. Mi forma de jugar es de asociarme, pedir el balón, hacer las cosas sencillas? He notado que conectaba con la grada y quizás sea por ese estilo. La gente siempre me ha transmitido cosas buenas.

-¿Qué le ha faltado en esta última temporada?

-Continuidad. Jugué contra el Lugo y después ante Alavés y Albacete solo pude estar un tiempo. A partir de ahí entraba en las segundas partes pero la segunda mitad de la Liga fue peor, con nada de protagonismo. Era una plantilla amplia y me tocó un rol secundario. Después llegó la lesión y se estropeó todo.

-¿Cómo llevó la falta de minutos?

-No es sencillo. Por mi forma de ser quizás no se note, pero sufres. Me entrené siempre con buena cara tratando de ayudar a mis compañeros. Ya he vivido de todo en el fútbol y eso ayuda a llevar esas situaciones.

-¿Qué le faltó al equipo para triunfar?

-Hicimos dos tercios de la temporada muy buenos, metidos arriba; fuimos un equipo rocoso, difícil de ganar. Pero en el último tercio perdimos nuestra identidad. Nos costó mucho fuera de casa y se convirtió en una pesada carga.

-Y se suma la crisis de vestuario que desde el club se señala como clave en el mal final.

-No me gusta echar la vista atrás. Solo diré que hay determinadas cosas que las haces porque crees que así irá todo mejor pero no siempre salen como deseas.

-¿Y ahora?

-Aún no lo sé. He recibido un par de llamadas interesándose por mi situación, Tengo ganas de un nuevo proyecto porque he superado la lesión y tengo ilusión. No tengo ninguna prioridad de momento.

-¿Le gustaría jugar en el Tartiere?

-Ojalá. Me encantaría volver para ver a toda la gente y saludar a los amigos que quedan allí.

-¿Qué es lo mejor que se lleva de Oviedo?

-A mi primer hijo, Mateo, que nació allí. Se me ponen los pelos de punta de hablar de él. Es asturiano, ovetense y socio del club. A Mateín le contaré en un futuro mis batallas y que nació el año que el Oviedo ascendió a Segunda.

-La última: Un mensaje para la afición.

-Que ha sido un placer y que gracias por todo. En el Tartiere me he sentido importante. También les pediría que siguieran apoyando al equipo, y a los jugadores que se quedan. El Oviedo hará un buen proyecto, estoy seguro, y ellos son el motor de ese club.