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Espabilarse y crecer

Espabilarse y crecer

Arriba el telón a la temporada 2016-2017 en Pucela frente a otro clásico de la Liga, con tantas prisas como el Real Oviedo por volver a la élite. Este año entraña nuevas dificultades, empezando por la competencia de la categoría con equipos descendidos de sólida trayectoria, como el Getafe, el Rayo y el Levante. La primera asignatura, con los pies en el suelo, amarrar la permanencia, partido a partido y, sólo después, permitirse soñar.

La experiencia de Fernando Hierro, si no como entrenador sí en el manejo de grupos y egos, debe sentarle bien a una plantilla muy renovada pero con una columna vertebral que la temporada anterior pasó en pocas jornadas del infinito al cero, víctima sobre todo de sus propios errores, aunque también ajenos. En plena jornada de resaca olímpica conviene a todos los estamentos oviedistas, de la afición a los jugadores pasando por los gestores y el entorno, tomar buena nota de una convicción de la cántabra Ruth Beitia desde su "medalla de chocolate" en Londres 2012 al oro de Río 2016: "Sólo mirar atrás para ir hacia delante". Sabia receta.

El reto del Oviedo en esta nueva temporada pasa por crecer en todos los órdenes. Hay mimbres y si se aprende de los fallos, el Real Oviedo estará más cerca de los objetivos. En el haber azul del primer partido de Liga queda que el "Zamora" Becerra fue, de largo, el mejor del Valladolid; en el debe, la sensación de que el equipo de Paco Herrera ganó con demasiado poco y que a los azules les sigue costando crear hasta que Susaeta toma el timón. Las pifias en la Liga 1, 2, 3 pasan factura y se pagan muy, muy caras. Toca espabilarse.

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