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Mátenme esos fantasmas

Mátenme esos fantasmas

Admitámoslo, entre el primer Oviedo de Fernando Hierro y el de Generelo (perdonen por mentar la bicha) había pocas diferencias. Al menos de inicio, en el once titular. Un nombre nuevo por una banda, otro por el medio y otro en la portería (mientras que el verdadero capitán sigue sentado en el banquillo), pero el mismo esqueleto de la temporada pasada, la de la ilusión rota, la de la rebelión en el vestuario y la de esa segunda vuelta horrorosa. Sí, ésa. Así que con esos mimbres parece complicado hacer un buen cesto.

Y como el fútbol es para los listos (como otras muchas cosas en la vida), y más en esta división, el Valladolid a la primera que tuvo ya le hizo un roto a la blandita defensa oviedista. Fue un zas en toda la cara. Y entonces los viejos fantasmas que nos habían hostigado con anterioridad ahora vuelven a asomar. Lucas Torró, ese tipo (alicantino para más señas) que el año pasado casi no jugó en Segunda B, fue el que se tuvo que echar el equipo a la espalda y acudir a tapar las carencias allí atrás, robar balones y darlos con cierto criterio. Tampoco se le exige mucho más. Fue todo un descubrimiento y esperemos que dure porque en Oviedo estamos ya un poco hartos de flores de un día, y muy faltos de jugadores con personalidad (dentro del terreno de juego) en el medio campo.

Para que el guión fuera parecido al que vivimos el año pasado sólo faltó la mítica defensa de tres de Generelo. Así a la desesperada, en los últimos ochenta minutos del partido. Como a él le gustaba cuando se ponían mal las cosas (o sea, casi siempre en su caso). Perdonen las comparaciones que estoy haciendo, pero es que esta película, de momento y admitiendo que aún es prontísimo para hacer valoraciones, se parece un poquito a una que ya vimos. Y el final no nos gustó a ninguno.

Y eso que nosotros también tenemos a nuestro propio listo, el espigado Toché, que por más que lo intentó se estrelló sistemáticamente con uno de los mejores porteros de la categoría, Becerra, que ni cojo se dejó.

Michu, ven pronto, y ponte el brazalete y mata esos fantasmas.

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