"El Real Oviedo es vuestro, vosotros sois el Real Oviedo; todos y cada uno de vosotros". Esas eran las palabras que quería decirle Michu a la afición del Oviedo en el Carlos Tartiere. Micrófono en mano, se dirigió al público que se había reunido allí para gritarle con todas sus fuerzas que le quieren, que son felices porque esté de vuelta.

Era el final para una tarde intensa. Una tarde que comenzó con el calor asfixiante que acompañó al Oviedo durante su entrenamiento en El Requexón. Allí estuvieron todos los jugadores azules, menos Nando, que se fue un poco antes aquejado posiblemente de alguna leve molestia. El entrenamiento, en cualquier caso, era simplemente regenerativo, para estirar las piernas tras el encuentro que perdieron (0-1) ante el Valladolid y para recibir a Michu.

El ovetense llegó sonriente, saludó, "¿qué pasa?", le preguntó a alguno de los aficionados que había en El Requexón antes de entrar en el campo y empezar a divertirse con el resto de sus compañeros. El calor obligó a encender los aspersores para mojar un poco el césped. Y a los fotógrafos que acudieron a inmortalizar el momento en el que Michu pisaba de nuevo el césped en el que se hizo futbolista.

En la sesión no hubo que lamentar percances. Ni de los jugadores ni de los equipos gráficos que a punto estuvieron de ser anegados por el agua. Hierro dijo tras la derrota en Valladolid que no tenía nada que reprochar a su equipo. Uno de los que estuvo más activo en el partido fue Toché. El murciano buscó el gol hasta el último momento, pero en Valladolid se le resitió. Algo poco habitual para alguien como él. Hierro tuvo unos momentos de charla con él. Su trabajo fue impecable y así debió transmitírselo el malagueño.

Con el trabajo realizado, Micho se cambió, se puso la camiseta de Lángara, que, según confesó más tarde en rueda de prensa un amigo le había regaladao y se fue para el Tartiere, donde unos cuantos miles de personas esperaban para saludarle. Para decirle: "Bienvenido de vuelta a casa".

En el pecho llevó a Lángara mientras respondía a las preguntas de los periodistas. Ante su público ya saltó vestido de azul, con el nuevo patrocinador y la famosa marca de ropa que este año viste al Oviedo. Repartió balones firmados a la grada. Alguno de ellos a punto estuvo de salir del estado. Firmó también bufandas, camisetas, gorros, pantalones, de todo.

Estaba contento, estaba en casa, con los chavales de la cantera, que le admiran, que le quieren. Hoy le toca descanso pero mañana volverá a El Requexón, y pasado mañana. El sábado puede ser el gran día. A las 19 horas hay partido de Liga, ante el Almería. Y la afición puede estar tranquila. Michu ya está en casa.