A Fernando Hierro le toca doblar turno estos días. Sobre el césped de El Requexón actúan dos perfiles. El Hierro entrenador sigue dirigiendo la sesiones, acumulando conceptos tácticos para que el equipo juegue de una forma automatizada y corrigiendo los errores, frecuentes hasta la fecha, para que el ritmo de puntos aumente de forma considerable. Pero también está el Hierro psicólogo, el motivador. Esa faceta de cualquier técnico que debe aflorar en los momentos más complicados. El malagueño ha vivido un sinfín de situaciones duras en el fútbol, en escenarios imponentes como el Madrid o la selección, y siempre desde una perspectiva de responsabilidad en el grupo. Ahora, con el equipo coqueteando con los puestos de descenso tras cinco partidos disputados, toca tirar de experiencia. "El fútbol es un estado de ánimo", dice el técnico tirando de Jorge Valdano (autor de la sentencia) cuando se dispone a explicar la perspectiva psicológica del deporte.

Para Hierro, la cuestión mental pesa tanto como la futbolística a la hora de medir el rendimiento de un equipo. "En este deporte muchas veces es la cabeza la que manda. Cuando ves a un equipo feliz, juega más suelto y los frutos acaban llegando", justifica. Y lo aplica al caso que tiene entre las manos: "Hay que reforzar la moral del futbolista, buscar siempre el lado positivo. Nosotros analizamos al detalle dónde ganamos y dónde perdemos los partidos pero al margen de eso hay que levantar la moral del grupo. Tenemos que tener confianza, ser positivos en el día a día, ponernos a construir".

Queda así fijado el primer punto en el orden del día para buscar la reacción de los azules: la cabeza. Si la moral está a punto debe responder el fútbol del equipo, otro aspecto en el que Hierro y su grupo de trabajo buscan la mejora. "Quiero más continuidad. Ya dije que el día que más me gustó fue ante el Mirandés, donde sí fuimos más regulares. Me gustaría que la fase del partido en la que el equipo juega bien fuera cada vez más amplia; que no haya tanto cambio de una parte a otra", analiza el técnico. "Buscamos regularidad. En el fútbol profesional es muy difícil dominar los 90 minutos, habrá fases en las que el contrario tenga más acierto y en esos momentos hay que saber sufrir", añade.

Con la cabeza limpia y la propuesta futbolística clara, aún hay un tercer elemento a tener en cuenta, el rival de turno. El de mañana es uno de esos equipos con más peligro que el que parece a simple vista. Llega el Reus al Tartiere con la vitola de equipo revelación después de cinco jornadas disputadas. En ese plazo, los catalanes no conocen la derrota y se han aupado a los puestos de play-off de ascenso. Todo ello en su primera campaña en el fútbol profesional.

Para los visitantes, el duelo del Tartiere supone una oportunidad única de seguir sumando, en un choque con poco que perder. "Vienen desde abajo y se les ve con ilusión. Es un equipo que trabaja bien y que tiene un entrenador que conoce la categoría. Lo que más destaco de ellos es que tiene las cosas claras: cuenta con una base de la temporada pasada y defensivamente está muy bien trabajado. Si el año pasado logró el ascenso es que está haciendo muy bien las cosas", asevera Hierro, para quien "será un encuentro de tranquilidad, de usar mucho las bandas, de abrir el campo. Será un partido de paciencia".

Hierro sigue meditando la elección de nombres de cara al choque. Su apuesta en estas primeras cinco jornadas ha estado perfectamente definida, aunque el domingo pasado Michu ya logró colarse en el once inicial. La acumulación de partidos (los azules juegan el domingo en Cádiz) y la pujanza de algunos futbolistas, especialmente Rocha, podría provocar algunos matices en el equipo. El técnico se muestra siempre dispuesto a los cambios: "Ya lo dije el primer día: no soy un entrenador de sistemas. Yo quiero un equipo que sea ordenado, que compita y que, además, cuando tenga el balón sea protagonista y haga daño con la posesión. Salvo Mallorca, en el resto de los partidos he visto a un equipo que propone, que quiere jugar y que siempre tiene oportunidades. No entiendo un equipo que no quiera ser protagonista con la pelota".

Y en ese objetivo de recuperar el paso por la buena senda, Hierro también cuenta con un ingrediente extra: la pasión de la grada. "La gente es muy importante. La afición estará, porque siempre está. Tiene un sentimiento fuerte por el Oviedo y ojalá seamos capaces de que la afición se ponga de nuestro lado. Necesitamos química con ellos, que se sientan orgullosos de su equipo, que vean 90 minutos peleando y jugando", expresa como deseo.