La profesión de Linares es goleador. Es tan delantero que sigue una curiosa rutina cada verano: se exige un número de goles como objetivo y solo revela la cifra una vez que es alcanzada. Lo hizo en su primera campaña en el Oviedo, cuando logró 27 dianas. Ambicioso, el aragonés se había exigido superar los 23 tantos. En Cádiz, Linares actuó de extremo, como ya había probado en algunos ensayos de pretemporada, pero fue inevitable verle de vez en cuando en el área rival. "Aunque juegue en la banda siempre voy a tener la portería en la cabeza", reconoce el delantero. Miguel Linares, ante todo goleador.

La acción del 0-2, que dedicó a los oviedistas desplazados ("Estaban parte de los 155 aficionados que no pudieron entrar el día del ascenso y quería dedicárselo", explica) define perfectamente el rol que le ha asignado Hierro en el nuevo esquema. El entrenador optó en el Carranza por un dibujo diferente, con más gente en el centro del campo con el objetivo de que, agrupándose, el equipo se sintiera más cómodo. Linares es ahora un extremo con licencia para la improvisación. "Hierro me pide movilidad, que trate de llegar a la portería contraria. Pero después tengo que regresar a la banda a defender, como hace habitualmente un extremo", expone. Para explicar la jugada del gol, el delantero lo hace con naturalidad: "Quizás en algunas ocasiones no deba hacer esos movimientos, pero es el instinto que tenemos los delanteros: Siempre queremos estar cerca del gol. Por suerte, en el Carranza salió bien".

Linares lleva dos temporadas en el Oviedo con sabores muy diferentes. Fue la gran referencia de la campaña del ascenso. Se hinchó a hacer goles y apareció en el primer plano nacional al llevar el mismo ritmo goleador que Cristiano Ronaldo. "Yo siempre he sido 'raulista'", explicó en su momento ante la comparación con el luso. Linares quería dejar claro que su estilo tiene que ver más con el esfuerzo y el trabajo.

Trabajo no faltó la temporada pasada, pero sí continuidad. La competencia en el ataque (Toché, Koné y Cervero como competidores directos) se sumaron a una molesta fascitis plantar que le dejó fuera varios meses. Finalizó la campaña con 6 dianas, seguramente lejos de su auto exigencia anual. El objetivo colectivo también se chafó al final.

Ahora, tras un inicio de curso con dudas, su ubicación en el extremo aclara el panorama. "Yo juego donde me manden. Puedo estar mejor o peor pero siempre voy a dar el máximo. Por esfuerzo no va a ser", señala sin revelar aún la cifra de goles que se ha marcado para esta temporada.