En un ataque de sinceridad, Hierro confesaba hace unas semanas que aún era pronto para ver en el campo las ideas que trata de plasmar en El Requexón. Argumentaba el técnico que al menos hasta Navidad no estaría del todo integrado el trabajo. Ese es el plazo que se ha autoimpuesto para que se vea un Oviedo reconocible. Pero ese camino hasta la identificación no está resultando sencillo. Hierro, que trata de alejarse de los sistemas cerrados, tampoco parece un enamorado de los onces tipo. En lo que va de competición aún no ha repetido ningún once.

El domingo volvió a verse otro cambio drástico. El Oviedo venía de cuajar en Cádiz el mejor encuentro de la temporada, pero el entrenador, tras estudiar al rival, decidió introducir matices. Su intención, como reconoció después, era que el equipo fuera dueño de la pelota. Por eso apostó por Edu Bedia, pivote de construcción, y Michu, con capacidad para asociarse y llegar desde la segunda línea, para formar por delante de Torró. A Rocha le tocó desplazarse a la derecha. La tercera novedad fue por obligación: Christian Fernández relevó en el lateral al lastimado Peña.

Los tres cambios no son una novedad en el modo de proceder de Hierro. El cambio y las pruebas están siendo habituales en la búsqueda del mejor rendimiento. La primera apuesta en la Liga fue el 4-2-3-1 con el que debutó en Valladolid, con un conjunto formado por Juan Carlos; Fernández, Verdés, David Fernández, Peña; Torró, Erice; Susaeta, Linares, Nando; y Toché. En la visita del Almería, segunda jornada, hubo un par de matices, con Varela en lugar de Peña y Pereira por Linares. Y el asunto funcionó. Pero para viajar a Mallorca, tercera fecha de la Liga, también habría novedades. Una obligada, la de Óscar Gil por el lesionado Verdés, y otra táctica: Linares en lugar de Jonathan Pereira. El cambio de cromos en el ataque vivió una nueva entrega en la cuarta jornada ante el Mirandés, con Pereira otra vez adelantando a Linares en el once.

Hasta la fecha, la búsqueda del compañero para Toché parece haber sido el principal foco de preocupación para el entrenador. En Getafe, quinto partido, eligió a Michu, única novedad en el once. Más cambios habría en el siguiente choque, ante el Reus, en una semana cargada de esfuerzos. Rocha, Bedia y Alaniz se estrenaron como titulares, pero el equipo perdió de una forma cruel. Por eso, de nuevo en Cádiz hubo cambios, seis en aquella ocasión: Verdés, Peña, Torró. Linares, Erice y Nando. Y ese fue el último precedente antes de los tres retoques de cara al choque ante el Numancia.