El día que le preguntaron, allá por julio, cuál era su filosofía como entrenador, desorientado el personal por falta de referencias, Fernando Hierro dijo que le gustaban los equipos protagonistas en los partidos, los que crecían a través del balón y mandaban en la posesión. A pesar de que aquella fue una declaración de intenciones con carácter general, un objetivo a largo plazo, hubo quien advirtió en el comportamiento posterior del equipo y en los buenos resultados de los últimos partidos una contradicción entre las ideas y los hechos: el equipo gana mejor con fútbol directo que con fútbol elaborado, se encuentra más cómodo esperando que proponiendo.

El entrenador oviedista asume que, de momento, la realidad es ésa: la parte defensiva del Oviedo destaca más que la ofensiva. Ahí están los números: seis partidos de diez con la portería a cero. Los equipos, dice el tópico, se construyen desde atrás y a este Oviedo en construcción se le está dando estupendamente poner el candado. Sin embargo, sabe Hierro que ésa, la solidez defensiva, es sólo una batalla de una guerra, una parte de su plan, la que permitirá alcanzar en un futuro, cuando toque, aquella idea de juego expresada en julio. "Ahí (en mejorar el trabajo ofensivo) es donde estamos. Todos los días hacemos todo con balón. Es algo que tiene que fluir, que tiene que llegar", comentó ayer el técnico tras el entrenamiento celebrado por la mañana en el Requexón.

Hierro, como todos los entrenadores, quiere que su equipo juegue bien, pero él no tiene prisa, consciente como es de que incluso en el fútbol, un mundo en el que se vive a toda velocidad y lo que hoy es blanco mañana es negro, en el que no hay grises ni hay pausa, todo requiere su tiempo . "Lo importante era ganar solidez defensiva, que el equipo estuviera seguro. A partir de ahí, deben salir a relucir todas las virtudes de nuestros jugadores", indicó. "Este equipo, de medio campo en adelante, tiene gente con desborde, con calidad, con talento, para el uno contra uno; tenemos variedad", recordó, e insistió en que la mejora del Oviedo en el tratamiento de la pelota llegará. "Eso es tiempo, es tranquilidad, es un buen partido con buen resultado. Yo en eso estoy tranquilo. Necesitamos trabajar. Tenemos claro lo que queremos, trabajar los partidos a nivel ofensivo. Eso va a llegar", afirmó, y resumió la ruta a seguir. "Hay que jugar lo mejor posible durante el mayor tiempo posible", generalizó Hierro, consciente también de que, al final, la batalla por el resultado se impone a la de la estética en un club de la exigencia del Oviedo.

La diferencia es que ahora los resultados acompañan y la presión ha disminuido después de un mes sin perder. Desde el punto de inflexión en Cádiz hay más calma y hay más tranquilidad, palabras que ayer repitió Hierro una y otra vez, casi en cada argumento que ofreció. El equipo crece sin purpurina, pero crece, y el entorno, mientras el casillero de puntos engorde, mantendrá estables las aguas, requisito imprescindible para lograr una rutina llevadera. Eso permite al grupo, permite a Hierro, seguir caminando hacia su objetivo y seguir fortaleciendo su plan, que es, como dijo ya en julio, tener un equipo seguro y a la vez protagonista.

Al técnico, siempre dispuesto ante el micrófono, le preocupa de mañana que su equipo salga enchufado, intenso, una manera de enganchar a la afición desde el inicio, sin tiempo que perder. "Tenemos que tratar de meter a la gente rápido, que nuestro público empiece a animar para que así el el equipo se suelte", señaló ayer en el Requexón. Sabe Hierro que el Carlos Tartiere, para bien y para mal, tiene la mecha corta y que lleva mal la apatía. El murmullo no da tregua si se percibe indolencia, con independencia de la clasificación del equipo y del rival. Por eso, para dar algo de perspectiva al asunto, el entrenador azul advirtió de la dificultad de la empresa de mañana y remarcó que el Tenerife no es un cualquiera en la categoría, que está a tres puntos del Oviedo lo que, dijo, habla de "la igualdad" de la categoría. "Es un equipo con muchas virtudes, con un juego colectivo importante, con gente que se mueve bien entre líneas y con un delantero que ataca muy bien la profundidad", señaló Hierro refiriéndose al Choco Lozano, de quien había advertido ya el jueves el lateral Christian Fernández, que dijo de él que era "uno de los delanteros más correosos de la categoría".

El duelo de mañana en el Tartiere le da la posibilidad al Oviedo de sumar cinco partidos sin perder y asaltar el play-off, pero Hierro escapa de esa racha positiva iniciada en Cádiz, como si temiera que de tanto recordarla se fuera a destensar el equipo. "En estos cuatro últimos partidos hemos sumado puntos, pero ya se terminaron", afirmó, instando a todos a hacer "borrón y cuenta nueva" y centrarse sólo en "el Tenerife, el Tenerife y el Tenerife". No obstante, de lo sucedido en este último mes Hierro quiere quedarse con la "fortaleza del grupo" para superar los baches, consciente de que al final todo son ciclos y que igual que se fueron los baches pueden volver. "Cuando no te salen las cosas es normal que se duden de ciertas cuestiones. Pero sabíamos que teníamos confianza, que el trabajo era idóneo", indicó el andaluz. "Había que tener paciencia, fue importante mantener la calma, la tranquilidad. Los resultados nos han ayudado a todos. Ayudaron a la confianza del grupo, a la del club y a mí como entrenador", admitió. A él, la buena racha le ha dado tiempo para reforzar su idea y para fortalecer su plan: primero la seguridad defensiva. Ahora, poco a poco, tratar de fomentar la mejoría con el balón. En ello está.